Giyuu Tomioka y Mitsuri Kanroji, ambos siendo amigos de la infancia, de personalidades muy diferentes pero que ambos tienen muy en común.
Son unos locos sin límite alguno.
Entrando en su primer año de universidad, ambos deciden comprar un apartamen...
La chica dejó salir un suspiro lleno de cansancio, dejando su mochila en el suelo y tirarse a su cama importando le poco si estaba con sus nike aún puestos. Mitsuri cerró los ojos y respiraba con lentitud intentando estar relajada, en esos momentos sentía que su cuerpo no daba para más luego de las primeras semanas en clases, apenas llevando un mes y ya queriendo se ir a la mierda con todo y por todo, mostrando su faceta pesimista. Por que nadie le dijo que arquitectura era más complicado de lo que pensaba?.
Abrio sus ojos con pereza, sentándose en su cama mientras se restregaba su mano en su rostro, volteando su mirada hacia la pared donde se encontraba su reloj, mostrando que eran 2:15 p.m., aún no había almorzado y tampoco es que tuviese hambre en esos momentos, así que con toda la flojera que cargaba en su cuerpo se sentó y empezó a quitarse sus tenis, su camisa blanca y pantalones de mezclilla, lanzando las ropas al suelo.
—Luego las recogere — hablo aburrida la de cabello rosa, levantando se de su cama y buscar en su armario su "pijama". Siendo simplemente una gran polera de mangas largas color azul, el cual se lo robó a su ex.
Restando importancia a todo eso, Mitsuri se encaminó nuevamente hacia su preciada cama, y tomó su mantita, que también robó, pero esta vez al sobrino de su ex.
Aún detesta a ese tipo.
La chica se tiró a su cama, y enroscandose con la mantita, cerró su ojos para así descansar.
[...]
Mitsuri empezo a abrir sus ojos con molestia cuando empezó a escuchar algo como unas palmadas, que a los minutos se hicieron más rápidos y más fuertes. La chica con toda la molestia salió de su hermosa cama, buscando sus pantuflas para salir y averiguar de donde o que provenía ese sonido, las probabilidades de que estén robando en su apartamento eran nulas ya que estaba resguardado por varios equipos de seguridad, así que no tenía el por qué preocuparse -por ahora- otra probabilidad es que tal vez su roomie haya llegado a su hogar ebrio, aunque lo descarto rápidamente ya que hoy era miércoles y Giyuu no estaría tan tonto como para beber entre semana. La última cosa que tenía en mente es que su roomie estaba haciendo zumba y el maldito no hizo el intento para levantarla y hacer zumba los dos juntos.
—La traición, la decepción negro.— hablo la chica con un puchero y sus mejillas infladas, caminando hacia la sala que queda a unos pocos metros.
La suposición de Mitsuri hubiera sido correcta de no ser por que no había nada de música, y la chica estaba tan somnolienta que no se dio cuenta de ese pequeño detalle.
—Negro! Por que no me hablaste para hacer zumba!? Eres maloOOOO!? — Mitsuri quien sólo apareció gritando en la sala, no se tomó unos segundo en notar que su roomie estaba "ocupado" con una chica.
Giyuu dejo salir una grosería al escuchar los gritos de su roomie, separándose de la chica la cual se desconcertó un poco, pero cuando movió su rostro miró a Mitsuri quien los miraba con mucha sorpresa y un poco de verguenza.
—Oh carajo! Pensé que estabas haciendo zumba pero tú..! — Mitsuri empezó a hablar con nerviosismo y un poco de verguenza, no es que fuera la primera vez que lo veía teniendo sexo - muchas historias por contar - pero el hecho de verle el pene directamente era otra historia.
—No seas subnormal! No te pudiste quedar ahí en tu cuarto hasta que mínimo, no se, terminara!?
—No es mi culpa que te ganara lo arrecho, ok!? Además pensé que estabas haciendo zumba! No pensé que llegarías con alguien!
Giyuu quien gritaba molesto y con vergüenza, y Mitsuri quien respondía con nerviosismo y también con vergüenza.
—Yo..! Encerio lo siento mucho por entrometer me en su hogar! — los roomies no se dieron cuenta que en esos pocos segundos, la chica tuvo el tiempo suficiente para ponerse su vestido con el que llegó, le daba mucha vergüenza el hecho de que Mitsuri la encontraran en un momento muy íntimo, corrió con sus tacones en sus manos y salió azotando la puerta.
El chico quien solo tomó una sábana con la que estaba arropado anteriormente con la otra muchacha, y se cubrió así mismo, en un intento de "cubrir" también su vergüenza y excitación luego del fatídico momento.
—Ni creas que voy a lavar esa sábana neg-
—CÁLLATEEEEEEEEE
Unos minutos después..
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