§† I. Gota †§

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Una semana había pasado desde que el Belmont y la Belnades se habían marchado en busca de la familia de la peli'naranja. Una semana en la que la soledad fue su única compañera.

Dónde todos los días se dedicaba a organizar la colección de ambas familias y arreglar el castillo para poder distraer su mente del cazador.

Por qué no dejaba de pensar en ese borracho.

Sentía la fuerte necesidad de estar junto a él ¿Por qué?

Quería que volviera.

Tal vez se había quedado con Sypha, hacían una buena pareja...sin embargo a pesar de repetirse eso la simple idea le hervía la sangre.

Pero era mejor...¿no?

¿Qué le esperaba junto con él? un vampiro en un viejo y sucio castillo.

O con la mujer, una humana con la que podía formar una familia, viajar, ser libre como siempre lo fue y estar con los de su especie.

Por que solo uno podría ocupar ese lugar.

Alguien a quien amar...

Alguien a quien amar

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...

Y ahí estaba después de casi dos meses, fuera, su amado le sonreía burlescamente frente a su casa.

¿Qué? ¿no me vas a saludar rubia oxigenada?

—¿Qué? ¿no me vas a saludar rubia oxigenada?

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...

Podría decirse que todo iba de maravilla. Salían a cazar durante las mañanas, en las tardes se dedicaban a organizar y limpiar el lugar, pero sin duda su parte preferida eran esas grandiosas cenas donde la pasaban contando anécdotas y una que otra babosada que se les ocurriese.

Por —a su parecer— unas cortas 6 semanas el mundo que había perdido su color volvió a recrobar sus tan bellos alces de luz.

Porque ya no estaba solo.

Ya no se sentía solo.

Tenía aquel hombre, un simple bastardo que le hacía sonreír.

Y que por mucho que le costará aceptar,

amaba.

Ese beso comprobó sus sentimientos, esa noche donde entre una que otra copa de licor su bello cazador juntó sus labios.

Tal vez fue para calmarlo.

Para demostrar algo.

Para reconfortarse.

No lo sabía...

Aquel castaño prendió de nuevo la vela de su vida. Cada vez que lo tenía cerca podía sentir el calor. Cómo el que una vez su padre y su madre le dieron.

El que una vez perdió.

Y que no permitiría se lo volviesen arrebatar.

Y que no permitiría se lo volviesen arrebatar

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...

—Alucard abre la maldita puerta.

—Te irás.

—¿Y que si lo hago? —El rubio bajo la cabeza, el no quería ser visitado de vez en cuando por cortos períodos, quería estar con él para siempre—. No me jodas y abre la puerta.

—Quedate... —pidió— aquí es tu hogar.

El castaño río bajo.

—Yo ya no tengo hogar.

—Entonces formemos uno.

...

Gotas Carmín [Alucard x Trevor]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora