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Le di la palabra a una de las reporteras en la conferencia vespertina abriendo las preguntas y respuestas.
— Hola Doctor, buenas tardes... —
— Buenas tar- —
—... Sarahí Uribe del Sol de México. — continuó — ésta tarde el ex-secretario de salud José Narro consideró que ha mentido respecto a las cifras... —
No dije nada esperando a que añadiera algo más.
— Eh.. ¿nos ha estado mintiendo, subsecretario? — añadió al ver mi silencio.
Yo seguidamente reí al escuchar tal cosa.
— Eh... Jejeje, a ver, cuénteme más, ¿Qué dice el doctor ex-secretario, el dr. Narro? — le pregunté.
— Ah, este... Dice que... Emm... —
Se quedó en silencio buscando en su celular algo.
— Ahmm, que no es congruente con sus cifras, eh... —
— Uy. — dije conteniendo mi risa.

Continué pidiéndole argumentos y siguió igual.
En fin, supongo que no tenemos a los mejores periodistas...

Llegué a mi hogar algo cansado.
Recordé a ______ con quién no he hablado mucho.
Sé que tengo prioridades y en breves iba a participar en una videollamada con diversos funcionarios pero tenía 1 hora libre así que decidí enviarle un mensaje.
- Hola! Buenas noches
Obtuve respuesta después de unos minutos.

- Hola! Igualmente jaja
Cómo te encuentras? Todo bien?

- Claro, todo en orden

- Me alegro
Ya comiste?

- Desafortunadamente no, usted?

- Uy fíjate que tampoco
Y ya te dije, dime de tu jaja

- Claro, perdone, digo, perdona jajaja

- Bueno, no hay problema
Bueno... Le gustaría hacer una cena-videollamada? Digo, para que no comas tan solo jajaja

- Claro que me gustaría, aunque tengo poco tiempo asi que no será muy larga

- Entiendo, no te preocupes jaja
Bueno, te dejo que te prepares tu comida y yo me hago la mía.
Me avisas

- Claro.

En cuestión de 15 minutos me prepare unos macarrones con queso, sencillos y ricos.
Me dispuse a mandarle mensaje.

- Yo ya estoy listo, tu?

- Igual, ahora te mando un facetime

Casi de inmediato mi teléfono y mi iPad comenzaron a sonar, era el Facetime de _____.
Respondí en mi iPad para más comodidad. Lo acomode en la mesa y me senté.

— ¡Hola! Jajaja. — dije mientras la saludaba.
Ver su rostro me trajo una extraña sensación de tranquilidad.
— ¡Hola igual! — dijo sonriendo.
Esa sonrisa igualmente hizo que sintiera un extraño escalofrío.
— ¿Qué te hiciste? — me preguntó.
— Oh, emm... Unos macarrones con queso, ¿tú? —

— Vaya, que curioso, igual unos macarrones con queso jajajaj. —
— Vaya, que agradable coincidencia. — mencioné sorprendido.
— En fin, supongo que a comer. — me dijo.
— Provechito. — dije.
— Igualmente. — respondió con una cálida sonrisa.
Me empecé a poner algo nervioso.
¿Debía hablar? ¿Le pregunto algo? ¿Qué cosa? Me sentía como un adolescente en su primera cita, qué demonios.
— Y-y bueno, ¿a qué te dedicas? — pregunté en seco.
Terminó de masticar y me respondió.
— Pues estudie periodismo y estaba ejerciendo mi profesión en Canadá. —
— Oh, entonces... ¿Cómo fue que llegaste aquí a México? — dije intrigado para seguidamente dar un gran bocado a mi comida.
— Pues en resumidas cuentas vine a visitar a mis padres en Semana Santa.
Comenzó esto de la contingencia y no pude volver a Canadá. Y bueno, por el momento me encuentro haciendo home office. —
Oh, ya entiendo. — mencioné.
— Sí, así es la vida. — respondió.
Seguimos comiendo hablando de temas banales.
Termine y cuando me di cuenta... ¡¡¡Ya había pasado casi una hora en llamada!!! Entre risa y risa no me di cuenta del tiempo...
— ¡Uy! Ehmm... _____, por el momento me despido. Fue muy agradable hacer una cena-videollamada contigo jajaja — dije despidiéndome.
— Claro, entiendo, y lo mismo digo, Hugo. Bye bye. —
— Bye bye. — respondí y colgué.

Que vergüenza, fui el último en unirme a la videollamada con los funcionarios.
Afortunadamente todavía no habían comenzado en verdad.
— ¿Tarde usted, Hugo? — me preguntó Ebrard.
— Sí... Ehm... Surgió algo. Pero bueno, no importa, ya estoy aquí. —
Seguimos con la videollamada con normalidad.

Quédate en casa. (HLG)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora