Capítulo IV: Apuesta

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Realmente no luche mucho contra su resistencia. Fue algo impulsivo, en primer lugar, pero realmente fui sincera cuando le dije eso... De verdad me está interesando y quería hablar con él más tiempo, pero fui rechazada sin tener al menos una oportunidad para decirlo o proponer algo.

-¿Qué te pasa?

Makoto me pasa una copa de vino tinto y lo miro con los ojos entre cerrados.

-¿Soy inmadura?

-¿Alguien te llamó así?

-Más o menos -murmuro y bebo de la copa.

El líquido refresca mi garganta de una forma agradable. Miro de forma languina como los nuevos esposo bailan en medio de la pista como si solo ellos dos existieran en el mundo.

-Lo eres a veces.

-¡Oye!

-Desde que volviste de ese lugar lleno de locos, eres más abierta y te comportas como un humano de tu edad -responde y lo miro parpadeando varias veces-. Aunque no hay mucho cambio a cuando te conocí.

-¿Ah, sí?

-Sí. Sólo cambió el hecho de que creciste y dejaste de abrazarte a las piernas.

-...

Doy un largo sorbo y evito la mirada burlona.

Bueno...

Cuando era niña, aproximadamente unos cuatro o cinco años, me gustaba sujetarme del pantalón de papá y ser llevada por ahí de ese modo. No fue la excepción con Makoto.

-Pero fue agradable tener ese tipo de trato cuando nadie me quería.

Lo miro y su rostro se gira hacia un lado contrario.

Cuenta la leyenda que cuando tenía tres años, un amigo de papá, que era un japonés casado con una mujer china, falleció y su pequeño hijo quedó huérfano. Ningún familiar quería hacerse cargo de un niño violento, desobediente y problemático en general. Así que la buena persona que es mi padre pensó en hacerse cargo de él poniéndolo en una buena escuela donde podría vivir y estudiar, jamás le faltaría nada. El detalle aquí es que su pequeña y única hija estaba con él. Hermano mayor. ¿Qué persona no se derrite con algo como eso? Una pequeña niña sonriente, corriendo a abrazar las piernas del niño, llamándolo de ese modo y mirando a su padre para decirle "lo quiero". Claro, eso no era una palabra de cariño... Literalmente me dijeron que hice un berrinche cuando me dijeron que el niño no podía ser mi juguete.

El final de esta leyenda es que el niño problemático fue adoptado por el político y se convirtió en parte de la familia de la pequeña mocosa.

-Ven, vamos a bailar.

Tomo su mano y me mira con una cara hosca.

-Estas pidiendo que llueva en el desierto.

-No te morirías por bailar con tu hermana.

-No, pero tal vez por un pisotón sí.

Aún con esas palabras lo arrastro a la pista de baile donde todos comienzan a reunirse con su pareja. Al estar en una zona no tan apretada hago que ponga su mano en mi cintura y sujeto su mano a la altura de mi hombro. Mokoto tiene la cara más seria de lo normal, pero sigue mis pasos sin dificultad.

Con un pequeño giro cambiamos de posición y ahora miro hacia el lugar donde está el estacionamiento.

Nathaniel se marchó con Solei sin mirar hacia atrás en esa dirección y ella apenas pudo sonreírme porque salió apresurada hacia donde él se fue. Me pregunto, ¿por qué me respondió de esa forma?

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⏰ Última actualización: Dec 22, 2022 ⏰

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Deseo Incontrolable  (#4 R.P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora