Capítulo 3.

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"Ramona Guadalupe Martínez Godoy" Ese es el nombre de una de las mujeres más importantes para mí, es el nombre de mi abuela, la persona más tierna y alegre del mundo.

—¿Dónde está papá y Caley?— le pregunté a mi madre para tratar de tranquilizarla.

—Ya vienen— dijo secándose las lágrimas.

—¿Qué están haciendo?— fruncí el ceño.

—Están viendo un video.

—¿Qué vídeo?— pregunté curioso.

—Es un vídeo donde sale Caley haciendo preguntas a sus amigos y compañeros de la preparatoria.

No pude evitar reírme al recordar que Caley siempre a querido ser youtuber, siempre se la pasa viendo vídeos  en Facebook donde personas hacen preguntas o experimentos sociales.

Dejé escapar un suspiro: —Ya, bueno pues toca esperar.

Cuando Caley y mi padre llegaron, la cocina se volvió un escándalo, los gritos y las carcajadas hacían eco por toda la casa.
Cómo siempre yo estaba comiendo callado, había momentos en los que me convertía  en un fantasma.

—¿Charlie, ya les contaste a mis padres de la nueva vecina?— Caley preguntó felizmente.

Tragué saliva, —¡Oh! Yo... No, aún no les e contado nada— dije rascándome la nuca.

—¿Cuál vecina?— preguntó papá.

—Una familia se acaba de mudar a la casa de a lado— replicó mamá mientras servía la cena.

—Entiendo. ¿Que pasa con la chica, Charlie?— preguntó papá, observándome cuidadosamente.

Esto se estaba volviendo un interrogatorio, y yo me estaba empezando a sentir un poco raro, no sabía que responderle a mi padre, le di una mirada asesina a Caley y por suerte ella hablo por mí.

—Supongo que le gusta a charlie— me quedé boquiabierto. Definitivamente no era la respuesta que quería que diera.

Mis mejillas se pusieron coloradas, realmente este era un momento incómodo para mi.
Las palabras me abandonaron, quería salir corriendo de ese lugar. Se que a muchos de ustedes les va a parecer exagerado, son mi familia y debería de tenerles un poco más de confianza, pero ese no es mi caso.

—Claro que no— negué con la cabeza—Ni siquiera la conozco, ¿Cómo podría gustarme alguien que no se absolutamente nada de ella?—dije mirando a Caley.

—Venga, nene. Vi como la miraste hace rato— replicó cantando mientras comía—A demás, ella es realmente guapa— tomó agua.

—Claro que no. Jamás me llegaría a gustar esa chica. Solo observala, se ve que es súper fresa— puse los ojos en blanco.

—Ya, tranquilos— intervino mamá—Terminen de cenar para que se puedan ir a dormir.

El resto de la cena fue silenciosa un silencio agradable abundaba por toda la cocina, a eso le llamo tener una cena tranquila. Por alguna extraña razón Caley estaba callada, debo admitir que eso me preocupaba ya que Caley no era el tipo de persona de estar callada, se que estaba triste. Hace unos cuantos minutos estaba gritando como loca, después le llegó una notificación a su celular y estado de ánimo cambio por completo.

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