Capítulo IV

206 21 1
                                    

POV YESUNG.

En cuanto le hablé ella intentó soltarse pero no se lo permití. Caminamos un par de calles y ella me preguntó qué quería, en ese momento me disculpé con ella y le propuse iniciar de nuevo, ella era muy linda y me había caído bastante bien.

Yeo Ri aceptó y comenzamos a caminar y a hablar, me encontré disfrutando enormemente de su compañía, me hizo reír bastante, me alegraba estar a su lado. Llegamos a un restaurante, durante todo el trayecto sólo habíamos hablado de mí y yo quería conocerla más, por eso le pregunté a que se dedicaba.

-Pues soy la gerente de un hotel enorme, a eso me dedico -respondió.

-¿De verdad? Eso suena muy interesante.

-Lo es, conoces gente nueva todo el tiempo.

-¿Y tú familia?

Ella se quedó callada unos momentos, parecía no querer responder.

-Soy huérfana -sonrió-. Pero tengo dos amigas que se convirtieron en mis hermanas así que en realidad no estoy sola.

Al ver su sonrisa radiante cuando habló de ellas, sentí algo extraño en el estómago, no sé cómo describirlo.

-Dejemos de hablar de cosas tristes, ¿cómo es tú familia? –preguntó Yeo Ri sonriendo.

-Tengo a mis padres y un hermano al que quiero demasiado.

Seguimos hablando, durante toda la conversación pareció que evitaba hablar de su vida. Terminamos de comer y seguimos caminando un rato.

-¿Qué hora es? –preguntó de pronto.

-Las tres de la tarde ¿por qué?

-¡Ay no! Tenemos que correr.

-¿Qué? ¿Por qué?

-El barco zarpa en media hora.

Me tomó de la mano y echamos a correr, después de veinte calles de correr ella se cayó.

-¿Estás bien? –pregunté.

-Sí, sólo fue una pequeña caída. Hay que seguir.

Continuamos corriendo sin parar y llegamos al puerto justo a tiempo, éramos los últimos en subir.

Llegamos hasta la cubierta y nos sentamos en las bancas que estaban ahí completamente exhaustos, me di cuenta de que tenía desatadas las agujetas, me agaché para amarrarlas y vi algunas gotitas de sangre en el suelo, seguí el rastro y vi que provenían de la rodilla de Yeo Ri. En ese momento me levanté y la tomé en mis brazos.

-¿Qué haces? –preguntó sorprendida.

-Tiene que verte un médico.

-Sí, pero yo puedo caminar.

-Claro que no.

La llevé cargando hasta la enfermería, todos nos observaban mientras caminábamos. Entramos.

-Doctor, tiene que revisarla, está sangrando –dije de inmediato.

La dejé sobre la camilla de revisión, el doctor se acercó, tomó algo de agua y lavó la herida, tenía una pequeña cortada.

-¿Cómo se hizo eso? –preguntó el médico.

-Me caí.

-No se preocupe, es sólo una pequeña cortada, ni siquiera necesitará puntos.

El doctor limpió y desinfectó la herida, pensé que ella gritaría o algo así pero de su boca no salió ningún ruido.

-Ahora sólo debe cuidar que no se le infecte.

Sweet HolidayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora