Capítulo I "Primer día de colegio"

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N A R R A D O R

Una mañana desolada, estaba empezando el otoño, las hojas que oscilaban entre tonos naranjas y amarillentos, volaban de los árboles, cayendo al suelo, una fría mañana donde comenzó una gran etapa.

Joel, nuestro protagonista, se encuentra plácidamente dormido, bajo las mantas, hasta que, un ruido estrepitoso aparece de la nada; el reloj despertador suena, comenzando consigo, el primer día de instituto para Joel, quien se levanta de su cama desganado, y hace silenciar el despertador, se dirige hacia el baño de su habitación, y conforme se desviste comienza a abrir el agua fría, varios minutos pasan, a Joel no le afecta, lleva tanto tiempo duchandose con agua fría en las mañanas que ya está acostumbrado, tras colocarse una toalla sobre la cintura sale del baño, y después comienza a vestirse, un polo color rojo, ajustado a sus músculos, y unos jeans negros ajustados, se coloca una pulsera de cuero color negro, y unas botas color café, toma su abrigo de igual color, casi negro, y sale de su habitación, no sin antes ir al baño de vuelta y pasarse el peine unas pocas veces sobre su despeinado cabello casi blanco, y al salir no olvida colocarse un collar con un color rubí, y su anillo de calavera, baja al comedor, y tranquilamente se prepara un cereal, al terminar entra al baño del piso de abajo y cepilla sus dientes, y antes de salir a su casa, ve a su madre, pero sin prestar mucho caso sólo dice:

«Es hora de irme al instituto, ¿Sabes cuándo volverá papá?»

Preguntó, era raro en él verlo preocupado por su padre, escasas veces había convivido con él desde que se enlistó en la milicia.

«No, pero dijo que me llamaría pronto.»

Respondió su madre, y Joel simplemente cerró la puerta y se fue tranquilamente a la parada de autobuses.

J O E L

Lunes, 5 de Marzo del 2024
7:45a.m

Salí de mi casa, y caminé con mi mochila en el costado, hacía demasiado frío, así que decidí cerrar mi abrigo, revisé el reloj del celular, faltaba un cuarto de hora para las 7a.m así que decidí comprar un café a la señora que estaba en la parada de autobuses, era una vieja anciana que vendía café para mantener a sus hijos, llegué amablemente y le dije:

-¿Me puede servir un café mediano, por favor?-, y ella gustosa y con una sonrisa me respondió afirmativamente, destapó su gran olla, de metal, donde yacía todo el café, y lentamente rellenó un vaso mediano, finalmente le puso una tapadera encima, cortada en una parte de forma redondeada para que pudieran reposar los labios y beber mejor el café, le pagué y esperé sentado nuevamente en la fría banca, hasta que el autobús llegó a las 7a.m.

Me senté en la fila de hasta atrás, y esperé que llegara a la esquina del colegio.

(...)
7:25a.m

Al llegar a la esquina bajé del transporte público por la puerta trasera y me dirigí hacia las puertas del colegio.

Sin duda era un colegio grande, entré por la gran puerta, mientras veía cómo toda la gente se bajaba de los autos de sus padres, pero a ciencia cierta, no supe porqué me había quedado mirando eso, tiré el envase vacío del café en un bote y seguí con mi vida.

«Mi aula es el Sexto B»

Pensé, según lo que me había dicho mi madre, así que comencé a buscar con la mirada, grandes edificios se alzaban imponentes ante mi vista, y en ellos, sólo pude identificar un cartel, un cartel con los números romanos "VI" y la letra "B", lo que me indicaba que era ahí, así que me dirigí hacia ese edificio, cuando de repente, sentí una mano fría tocando mi hombro, volteé rápidamente, y era un chico rubio, que vestía con un polo negro, unos pantalones vaqueros y unos tenis Converse color negro, llevaba una chaqueta de mezclilla azul, igual que su pantalón, como ya dije, era rubio, pero tenía el cabello muy corto, apenas sobresalía del cráneo, pero se podía distinguir dónde cubría, una especie de corte militar o algo por el estilo.

-Hola chico, ¿Cuál es tu nombre?-, me miró con unos penetrantes ojos azules, venía acompañado de una chica rubia y un chico alto con cabello negro, ambos eran bastante musculosos y se veían bastante fuertes, -Mi nombre es Joel-, dije, e inmediatamente que me volteé para verlo a los ojos, la chica empujó el hombro del chico hacia atrás, -Disculpa, ¿Tienes lentes de contacto?, Tus ojos... Son grises...-, dijo asombrada, entonces los chicos también los miraron, -Te aclaraste el cabello?, Es casi blanco...-.

Sus preguntas me abrumaron, así que simplemente respondí:

-No... Mis ojos y mi cabello son de ese color naturalmente-, entonces ella se sorprendió, y el chico rubio se acercó a mí, tirando de la chica hacia atrás, -Bueno, como sea, yo soy Cedric, ella es Harley, y ese otro chico es Arthur-, dijo, mientras mi mirada recorría a cada uno, entonces Arthur, el otro chico, aún más alto y musculoso, se acercó a mí, -¿A dónde ibas?-, dijo, -A mi aula, el Sexto B-, dije frío, no me inspiraban confianza, a pesar de que se habían acercado con un tono amistoso, había algo en ellos que no me dejaban las cosas muy confiables. -¿Te importaría acompañarnos?, Vamos a dar unas vueltas por la escuela solamente-, dijo Cedric, -¿Y porqué yo?-, pregunté seco, -Te vimos desde lejos, nos llamaste la atención, y queremos ser tus amigos-, dijo nuevamente, así que asentí, -Está bien-, dije y comencé a divagar con ellos hasta que diera el timbre para las clases, les conté de mí, pero no de más, sólo las cosas que me preguntaban, hasta que entramos a clases.

(...)
3:20 p.m.

Salimos de clase, al parecer ellos compartían aula conmigo, y Cedric me dijo:

-Joel, el viernes haré una fiesta en mi casa, ¿Quieres venir?-

Y yo, indeciso, al final terminé accediendo.

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