El Infierno de Joel

Pelea final parte II "un apoyo inesperado"

N A R R A D O R

Un hombre pelirrojo entra corriendo, abre la puerta de un fuerte empujón, y un tenso ambiente se forma en el despacho, el hombre relajado, mira hacia el ventanal opuesto a la calle principal, y gira su silla para ver a aquel hombre.

Lo siguiente que se escuchó, fue el vidrio entrar en contacto con la madera. El hombre coloca su vaso de whisky en la mesa de madera, y relajado mira al hombre pelirrojo, pero ésta mirada cambia, al ver su frente y el costado derecho de su cara, chorreante de sangre:

—Señor... Ha vencido al traje de súper soldado...–, dice alarmado, y los ojos de aquel hombre se abren como platos... Y sus labios no pueden evitar del asombro.

—¿Cómo es eso posible?...–, dice apretando las vestiduras de cuero en los apoyabrazos de su sillón, pasa sus manos por su sien, y toma un ligero respiro.

—Viene hacia acá señor... Viene... Viene por usted.–, dijo tiritando de miedo, y el hombre, alzó la mirada, y con esos ojos marrones penetrantes, ordenó:

—Liberen a todos los soldados... Que traigan armas de fuego... Todas las que haya, y liberen todos los soldados capacitados para usar esos trajes.–

Tras esto, el comandante pelirrojo asintió, y cerró la puerta.

Tras ésto, una explosión captó la atención de la colonia entera... La muralla había Sido destrozada, y emergente de la extensa cortina de polvo, mechones blancos, una piel pálida y unos brillantes ojos blanquecinos se asomaron, para después mirar directamente al despacho del hombre, en la cima de la mansión, en donde sus miradas se cruzaron por un breve segundo, y una sensación de escalofríos recorrió la espalda del viejo hombre, que yacía en la cima de la mansión.

J O E L

Entré a la mansión, el enorme hueco en la muralla me había permitido el paso, y tras subir la mirada hacia la cima de la enorme casa, intercambié una mirada de odio con aquel hombre, que miraba expectante, y esperando por mí.

Inmediatamente, los hombres salieron con armas de fuego de la casa, comencé a correr lejos por los extensos jardines mientras ellos disparaban, huyendo y esquivando algunos con la ultra precisión que me daban mis ojos, con ayuda de mis piernas logré saltar e impulsar mi cuerpo con la rama de un árbol, para después caer en una choza, rompiendo el techo de paja, y cubriendo mi cuerpo tras la pared, escuchaba a los hombres acercarse mientras cargaban sus armas, y comencé a luchar para que el instinto de lobo volviera a mí, pero simplemente no volvía, cada vez estaban más cerca, y el maldito anillo no brillaba, comencé a desesperarme y a golpear las paredes, las cuáles poco a poco se hacían con grietas que se extendían cual raíces, y de repente, un hombre saltó en unas cajas y se lanzó de un lado a otro de la pequeña choza, pasando por arriba del techo, y arrojando una granada incendiaria para después caer del otro lado rodando, salí de la choza pateando la puerta a toda prisa, pero la rapidez disminuyó apenas unos segundos pasaron, mis piernas fallaron, y la explosión me lanzó lejos.

Unos segundos después, abrí los ojos poco a poco, toda mi espalda quemaba, un gran agujero era la consecuencia de la explosión, los hombres salieron volando al igual que yo, y las correas de las armas cedieron, provocando que un rifle saliera volando hacia mí, débilmente lo tomé, y a pesar de no saber disparar, la puntería que me daba el instinto apenas activado, era suficiente para disparar en la cabeza, tras el primer disparo, no pude acomodar el rifle correctamente, así que el retroceso lo hizo salir disparado hacia mi boca, haciendo que mi labio se abriera con la guarda del arma, caí junto con el arma, y en el piso seguí disparando, mientras por detrás un hombre se acercaba con una Magnum calibre 24, le lancé el rifle, lo que provocó que el disparo se retrasara, dando tiempo para que me pudiera incorporar, y una vez así lo hice, molí su cuerpo a golpes, y rematé con una patada en la cara.