Capitulo Ocho

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Plann

La hora de preparar y servir los desayunos casi termina, quedando algo menos de veinte minutos cuando Mean se digna ha hacer acto de presencia, directamente en cocinas donde no debería entrar y donde nos encontramos los dos porque de los desayunos me encargo yo solo.

— Puedes ver que cumplo con mi palabra —niego despacio —¿está mal ahora que baje?

— Está mal que entres en cocinas —le aseguro —es peligroso. Además los clientes tienen la entrada prohibida así como pone en las normativas del hotel que tienes tu habitación y veo que no has leído. ¿Eres igual con los guiones que estudias y haces creer que estudias cuando no es así?

— Estudio cada palabra del guion durante horas —sirvo el desayuno, colocándolo en el carrito —no creas que me dan el trabajo hecho Plann. ¿Has visto algo de lo que he hecho?

— Todo —admito —y en algunos no me gusta como actúas. No te queda bien ese personaje en concreto. Si me disculpas tengo que servir su desayuno señor Attachitsataporn.

Se hace a un lado y yo empujo el carro con su desayuno en dirección al restaurante. Colocando todo a la perfección en la mesa le veo sentarse, colocar la servilleta en su regazo antes de fijar su atención en mi.

— Que le aproveche su desayuno —coloco el último plato dispuesto a irme.

— Plann —me detengo, mirándole —¿hasta que hora trabajarás hoy?

— Seguramente hasta el cierre dado que soy el chef principal y dueño ¿por qué?

— ¿No hay forma de que no trabajes tanto y pueda invitarte a cenar? —niego —se que saldrás a las diez a lo muy tardar asique te esperaré y te invitaré a cenar en mi habitación. No me rechaces por favor.

— No acostumbro a salir con clientes Mean, ni con famosos a cenar —empujo el carrito —lo siento de verdad.

Me duele decir que no porque la situación después de la decisión es incomoda. Así me siento ahora, volviendo a la cocina donde me ocupo limpiando todo cuanto he ensuciado a lo largo de la mañana, tardando algo más de media hora, acabando cansado por ello.


— Jefe —miro a Kulap —ya es hora de que vaya a descansar. Han pasado de las diez de la noche ya. ¿Se encuentra bien?

— Si, solo un poco cansado pero se pasará cuando vaya a casa y cene —termino de recoger —¿están todos los huéspedes en sus habitaciones?

— Todos ellos asique no tiene de lo que preocuparse —va hacia la puerta —si no le importa volveré a mi puesto de trabajo.

Kulap se marcha y yo termino de recoger, revisando que está todo en orden y en su sitio antes de apagar las luces y salir de las cocinas. Cerrando ahora la puerta, a mi espalda, me detengo, quedándome estético al ver cuanto hay frente a mi.

— Pero..

Frente a mi no puedo ver ninguna mesa colocadas como habitualmente lo están. Tan solo veo una, levemente iluminada por una cantidad de velas que la rodean a una distancia prudente.

Acercándome despacio, viendo más de cerca, con claridad la decoración de la misma puedo verla confusamente vacía, sin platos, ni cubiertos, ni copa.

En la mesa tan solo hay un sobre que ahora sostengo entre mis dedos. Abriéndolo, sacando el contenido que es un papel diminuto con una sola palabra.

Sal.

Confuso busco más, algo oculto pero no hay nada más.

Guardándome el papel en el bolsillo salgo del restaurante, no por orden de la nota sino porque así es como debe ser, para irme a mi casa y dar fin a este día tan agotadoramente largo.

Cruzando las puertas que cierro con llave, ahora me dirijo a la salida del restaurante, deteniéndome al ver algo en la puerta.

Una rosa roja, cruzada y sin espinas descansa hasta que la cojo con cuidado. Huele bien, como si la hubiesen cogido hace no tanto. Sosteniéndola bien me doy cuenta de que una pequeña nota cae ahora al suelo.

Agachándome la cojo, viendo que esta es algo más grande que la anterior y contiene más palabras, cosa que tampoco es difícil.

No te asustes porque no es un acoso. Comprendo que no quieras salir con clientes o actores. Y lo respeto asique por eso he decidido lo siguiente y es que, si ignoras que soy un cliente y actor y me das una oportunidad, te estaré esperando al final de donde un camino de pétalos se forma.

Mirando a mi alrededor, al suelo directamente, puedo ver el mencionado camino de pétalos.

— No debería hacerle caso.

No debería, pero lo hago.

Sigo el camino tratando de no pisar los pétalos tan bien colocados en el suelo. Según voy avanzando me cuesta más ver lo que será que me encuentre ahora. Quizá sean más notas o quizá termine todo esto encontrándome con el causante.

No estoy muy seguro de ello, más cuando ciertamente despistado choco contra varios globos, de diferentes colores colocados en la puerta que da hacia la parte de atrás del hotel.

Sujetando las manillas de las mismas, tirando de estas hacia los lados me encuentro con más globos caen como una bandada hacia mi.

Una carcajada escapa de entre mis labios al ver el sin fin de globos de diferentes colores. Cruzando con algo de dificultad por los globos, consigo cruzar la puerta, viendo que además de globos y colores, una suave música suena de fondo, en un volumen neutro.

Aparto globos, avanzo con calma porque no me queda de otra, despejando paso a paso mi camino, deteniéndome una vez más al ver lo que tengo justamente ahora frente a mi, lo cual igual que antes de entrar no he podido evitar reír, ahora me hace sonreír al igual que aumenta la sorpresa.

— ¿Estás loco lo sabes? —toma mis manos entre las suyas —y creo que limpiarás tu todo esto. Te dije que no y tu aún así has sido capaz de hacer todo esto. ¿Por qué lo haces?

— Porque quiero que confíes en mi —le miro a los ojos —ahora dejame a mi guiarte.


Maratón 3/3

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