ÁMATE

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Ámate.

"Se siente vacía y a la vez llena.

Vacía por dentro. Pero también llena".

—¡Magnánimo escultor de la palabra!—

interrumpió alguien a sus espaldas

¿Cómo puede estar una persona llena

y a la vez vacía?

—Es posible, claro que es posible —

contestó el maestro— pero pasan

en extrañas ocasiones:

"cuando el alma está vacía,

pero también llena".


¿Vacía de qué?— preguntó otro.


—Vacía de emociones que desaparecieron

por inexplicables circunstancias—

contestó el maestro.


—¿Y llenas de qué?— se escuchó al fondo.


—Pues llenas de un abismo emocional— respondió molesto.

—¡Un abismo no puede llenarse con nada!—

exclamó una voz ronca arrimada a la pared.


—Quizás para ustedes les sea difícil entenderlo,

pero el universo sabe que no me equivoco,

pues cuando una alma está vacía de amor,

de cariño, de algarabía y de Dios,

el desasosiego la atrapa y la llena de angustia,

de nostalgia, de necesidad, de tristeza, de dolor...

por eso les decía con anterioridad:

"ella se sentía vacía, pero también llena".


"Quizás hayan pasado los años

y esta enseñanza llegué tarde,

pero debo decirte, y decirles a ustedes,

que los abismos se cruzan por los puentes,

no se evitan, pues siempre estarán ahí".


"No se salta porque terminarás

en una caída perpetua...

abraza tus tristezas

y átalas a tus alegrías;

toma como guía a Dios y arma tu puente;

amarralas con tus fortalezas y debilidades,

y cruza tu abismo de emociones".


"La recompensa es un terreno firme

y está ubicado al centro

del jardín del "amor propio",

ahí en dónde se encuentra la paz interior".

Soy Eler Santoyo.

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