1| CAÓTICO DESTINO

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Los ojos de la pequeña Leka se encontraban cansados; a unos pasos de ella, estaba el resto de su familia preparando la comida en una fogata que su padre, Gonze, había construido. La vida que Leka y el resto de sus hermanos habían llevado a este día era humilde, pero llena de alegría y rebosante de felicidad. Mientras que su padre se encontraba avivando las llamas de la fogata, su madre, Makime, se encontraba sentada a un lado de Oruo, picando algunos vegetales para la sopa de miso que prepararían para vender ese día. La familia Hikoto se dedicaba a la venta de comida en el pueblo del sur, y buscaban adelantar todo el proceso que esto conlleva para terminar lo más temprano posible y regresar a casa antes de que el sol se escondiera, para celebrar juntos el cumpleaños de la pequeña Izumi. A medio día, la sopa de miso que Makime y Kaya habían estado preparando estaba lista, y decidieron que ellas mismas irían a la ciudad a venderla, acompañadas de Miko para ayudarlas a cargar el cazo que en el que estas habían preparado la comida. 

Pasados unos 30 minutos, Makime y sus hijos ya estaban en la entrada del pueblo del sur, listos para preparar el puesto de comida y comenzar a trabajar. Antes de que el sol del mediodía dejara de alumbrar con toda su fuerza, Miko y Kaya ya habían terminado de colocar el puesto, y su madre ya se encontraba atendiendo a los primeros clientes del negocio. Mientras que Makime y Kaya terminaban de servir un par de platos para unos viejos clientes del local, Miko decidió ir a buscar un pequeño regalo para su hermana; pasados unos minutos, Miko regreso con una muñeca de trapo que, según el, tenía similitud a la pequeña Izumi, quien poseía unos bellos ojos almendrados color azabache, cabello corto ondulado hasta los hombros, y tenía una complexión delgada, con unos labios pequeños y unas mejillas rosadas. Después de unas horas, los tres miembros de la familia Hikoto ya se encontraban subiendo a la carreta todos los utensilios que habían traído de su casa. Antes de que el sol se ocultará, la familia Hikoto ya estaba reunida dentro de su hogar, calentando un poco de sopa de miso que habían guardado para la cena, disfrutando de las sonrisas que Izumi y la pequeña Leka estaban lanzando por la nueva muñeca que Izumi había recibido por su cumpleaños. 

Después de un par de horas, y antes de la media noche, los hermanos menores se encontraban ya dormidos en su habitación, mientras que Kaya, Miko y sus padres recogían el alboroto que los 3 más pequeños de la casa habían ocasionado con sus viejos juguetes. Los padres de los niños decidieron que ellos terminarían solos de recoger el desastre que había resultado de ese grandioso día, ya que los hermanos mayores se encontraban exhaustos de tanto trabajar aquella tarde, y sus ojos adormilados ya no podían mantenerse despiertos por más tiempo.

Pasada la medianoche, la familia entera se encontraba descansado plácidamente, sin preocupación alguna de el trabajo que les aguardaba al día siguiente, ya que esta vez quienes se encargarían de la labor serían el padre, junto a Miko y Kaya, quienes ya se encontraban descansado desde hacía buen rato. Bien entrada la noche, cuando ni siquiera la luz de la luna alumbraba la zona boscosa en la que se encontraba la cabaña de los Hikoto, unos ruidos despertaron a la segunda hermana más pequeña de la casa.

En el afán de dejar que sus padres y sus hermanos mayores durmieran en paz, la pequeña Izumi decidió ir a revisar la ventana que se encontraba a un lado de la puerta, sin tener idea alguna de que pudiese estar causando aquellos ruidos; tomo su muñeca nueva, a la cual había llamado Leka, como su hermana menor, y camino hasta quedar frente a la ventana que, en ese momento, poco o nada era lo que alumbraba a la casa; en ese instante, vio frente a ella a un señor de grandes brazos y de cabello oscuro, a quien no pudo distinguir claramente debido a la poca luz que la luna le ofrecía. El señor le sonrío tranquilamente a la pequeña, pidiéndole que lo dejase entrar en la casa, ya que estaba perdido en el bosque y tenía miedo de estar solo en la espesura de la noche; cuando la pequeña Izumi viro en dirección a la puerta, para abrirla, se percato de que aquel tipo alto y robusto de cabellos despeinados y sonrisa despreocupada no estaba más frente a ella. En ese momento, Izumi recordó lo que su hermana mayor, Kaya, le había enseñado acerca de ayudar a quien tuviese miedo, y decidió salir de casa para encontrarse con aquella persona.

Titanes de tierra y agua. || Tomioka GiyuuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora