Capitulo IV

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Avocato caminaba frente a él. Tranquilo, sin ninguna sospecha de algún movimiento de su parte.
Miro sus manos fijamente durante unos minutos, ni siquiera había notado que no traía puestas esposas o algo así.

Lo seguía como si nada, tan naturalmente como si no fuese un prisionero. ¿Se había vuelto tan influyente en su vida a ese grado? No, tal vez confiaba demasiado en su fuerza bruta. Miro a los lados, había pocas ventanas pero todas daban a una obscuridad, era de noche seguramente.

– ¿A donde me llevas? –Debía sonar demandante, o al menos así lo sentía.

– Tienes hambre –Afirmó, avergonzándolo en el proceso. Avocato se rio en el momento– Pude escuchar tu estómago. Así que vamos a buscar algo de comida.

– ¿No debería estar en una celda? –Pregunto de vuelta desviando el tema y recuperando su rostro neutral– Se supone que soy un prisionero, no me tienen atado ni apartado de los demás.

– No creo que debas estar en una celda, le temes a la soledad –Giraron en una esquina, cuando se sintió empujado a una de las paredes del pasillo.

– No me conoces, no tienes ni la menor idea de mis temores! –Sus palabras mostraban enojo, pero las manos le temblaban al momento de tomarlo de la camisa.

– Tal vez no te conozco –Tomo ambas de sus manos con suavidad, haciendo que lo soltara– Pero quiero hacerlo, porque sé qué hay más de ti que lo que muestras.

Gary abrió ligeramente la boca, tratando de decir algo que sonara lógico, hasta que su estómago volvió a gruñir. Su cara se volvió roja y simplemente soltó las manos del ventrexiano quien lo miraba entretenido. No lo entendía para nada, ¿Que le parecía tan divertido?

– Dime donde puedo comer algo.

– Tranquilo, ya casi llegamos –Dijo tomando su mano– Pero tendrás que ser paciente.

– Lo que digas –Se soltó de inmediato y solo lo siguió de nuevo.

A los pocos minutos llegaron a un par de puertas grandes, al abrirlas se dejó ver el interior de la habitación, llena de sillas y mesas. El comedor.

Le parecía extraño de cierta forma, que no hubiese visto a nadie de camino a ese lugar. Ni una sola alma aparte de él y Avocato. Pero no le tomaría importancia a eso por ahora.

– Todos están durmiendo, así que no hay nadie en la cocina –Eso confirmó sus sospechas, calmándolo de algún modo– Pero creo qué hay algunas sopas instantáneas, si eso está bien para ti, claro.

– Primero no me encierran, luego me dan a elegir lo que quiero comer –El rubio rio bajo, mientras el ventrexiano lo miraba con extrañeza– Ustedes de verdad no tienen ni idea de cómo tratar a un prisionero.

– Bueno, no es muy estilo de la resistencia tomar rehenes –Dijo mientras ponía un poco de agua a calentar y sacaba la sopa instantánea de la alacena– Después de todo la mayoría se unen por cuenta propia, soldados de Lord Commander, algunos infinity e incluso civiles de distintos planetas.

– ¿Y tú eras...? –Se aventuró a preguntar cuando tomó una fruta de forma extraña– Digo, no es como que me interese o...

– No, no. Me alegra que preguntes, significa que te intereso aunque sea un poco –Sonrío de manera dulce cuando le pasó la sopa y vio que este solo arrugó la cara con lo que dijo– Yo era un guardia infinity, de segunda división pero lo era.

– Ya veo –Quiso cortar la platica. Nada le interesaba a partir de eso, otro guardia infinity, otro amante del deber.

– Supe que tu padre era de la primera división –Comentó de forma lenta, analizando su rostro– Y no era cualquiera. El salvó al planeta tierra de la brecha.

Mano derecha (GaryCato)Where stories live. Discover now