Capitulo X

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Un llanto hacía eco en toda la nave, mientras se escuchaban golpes secos que lo acompañaban y hacían que aumentara la frecuencia. Una nave en medio de la nada, donde nadie se entera de nada.

Un niño rubio tirado en el piso, hecho un ovillo para protegerse lo mejor posible, aunque eso no funcionará.

– Defiéndete!

Estaba siendo pateado. Un hombre de piel verdosa y apariencia amenazante lo golpeaba con fuerza, interrumpiendo su llanto con sofocos cada vez menos pausados.

El hombre paró un momento y le dio la espalda, alejándose un momento aprovechando así el chico para tomar lo más que pudiera de aire.

– ¿Porque te detienes, Terk?

La macabra voz le puso los nervios de punta al niño, que trato de llorar en silencio. Fue alzado de repente por aquel poder telequinetico al que con trabajo se había acostumbrado.

– Lord Commander –Le saludó e hizo una reverencia, quedándose de pie frente a él– No quiero ir en contra de sus deseos, mi Lord, pero tengo tiempo entrenando a este niño y no se ve ningún avance. Dudo mucho que tenga el material necesario para-

– No me importa lo que creas. –Sentenció lanzando al niño a una camilla cerca, que siempre era colocada antes de cada "sesión"– Este niño tiene su destino marcado, y su destino es servir para mi como mi mano derecha. Mientras este en una sola pieza puede seguir ¿no es así?

– Si, mi Lord.

Sin más que decir, el hombrecillo los dejó solos. El mayor solo miró al chiquillo con lastima, soltando un suspiro cansado. Por su parte de verdad no valía la pena, pero no había nada que no pudiera hacer más que obedecer.

[***]

Despertó poco a poco, con los ojos hinchados y con picazón de tanto llorar. El blanco de la habitación que tanto acostumbraba ver le aburría, a veces incluso pensaba que sería mejor solo vivir en esa cápsula de recuperación para siempre. ¿Cuanto tiempo había pasado? No lo sabia, pero ahora tenía doce años, todo dolía todo el tiempo e incluso la comida sabía a nada. Bien podía tener un festín frente a él y nada sabría bien nunca.

– Felicidades, no estás muerto.

– Terk. –Sonrió con algo de dolor, tal vez tenía una costilla rota o dos.

– Chico. –Saludo de vuelta y abrió la cápsula– Cada vez sales menos herido. Pero aun no es suficiente, ¿entiendes, niño?

– Duele mucho. –Dijo con un nudo en la garganta, atrapando las lágrimas en sus ojos cristalinos– Pero mi tío quiere que sea fuerte. Le molesta que sea un flacucho.

– A mi también me molesta que seas un flacucho, pero molerte a golpes no ayudará a nada.

Ambos lo entendían. Era extraña su relación porque se supone que tendría que tenerle miedo a ese hombre fornido, pero nunca le había dado razones más allá de sus sesiones.

– Te voy a ser sincero – Suspiro escuchándose más como un bufido – No tienes ninguna habilidad, deporte, estudio, nada. Pero Lord Commander se niega a soltarte, así que estás atrapado en esto chico.

– Ya veo –Murmuro sin verlo– Pero lo lograré, tengo que hacerlo, tengo que ser útil para mi tío.

– Entonces tendrás que aguantar mucho más que esto muchacho.

Para Terk era una estupidez que un niño tuviera que aguantar toda esa tortura. Creía firmemente que había principios que respetar, como las mujeres y los niños, siempre y cuando no presentarán amenaza alguna.
Pero ese niño era el bicho más inofensivo que había conocido en su vida.
Aunque la verdad, no sabía si el mocoso era valiente o simplemente idiota.






















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⏰ Last updated: Nov 19, 2020 ⏰

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Mano derecha (GaryCato)Where stories live. Discover now