Capítulo 1

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Sentía como cada parte de mi cuerpo se estremecía en el frío y desolado pavimento de aquella amplia calle sin horizonte, todo era oscuro, siniestro. Llantos inundaban hasta lo más recóndito de mi mente, tenía miedo, no entendía porqué.

Escuché la voz de Franck, "todo estará bien".

Desperté desorientada, las manos me sudaban, perdí el sentido de la realidad al abrir los ojos y ver que me encontraba en mi cuarto, sola, recibiendo el único consuelo de la música que lograba oírse de manera muy tenue por los auriculares que se encontraban conectados al celular. Respiré profundo y dejé salir un largo suspiro intentando aliviar ese dolor que sentía en lo más escondido de mi corazón. Me senté en el borde de la cama, sentía como las rodillas me temblaban, sonreí de manera nerviosa, después de tantos años, las pesadillas siempre volvían a encontrarme. Me puse en pie, caminé hacia mi escritorio y me dejé caer en la cómoda silla frente al computador, encendí el aparato y comencé a revisar las fotos que este contenía guardadas en una carpeta. Sentí un gran vacío al ver la fotografía de mis padres, en ella yo y Franck muy pequeños, felices en los brazos de mi madre.

La puerta de mi habitación sonó sin darme tiempo siquiera a dejarme llevar por mis pensamientos, seque rápidamente la lágrima que recorría lentamente mi mejilla y me ordené el cabello desganada. La puerta se abrió despacio y tras ella pude divisar la castaña cabellera de mi hermano, sus ojos reflejaban la misma tristeza que los míos, el mismo dolor.

- Espero no molestar, sé que ya es tarde - dijo Franck adentrándose en el cuarto.

- Para nada, tampoco podía conciliar el sueño - sonrío de manera cariñosa.

- ¿Cómo te encuentras? - podía notar preocupación en su tono de voz, me miraba fijamente mientras acomodaba su cabello hacia un lado.

- Bien, hoy tuve un excelente día en la escuela, Nora y Andy logran alegrarme bastante los días - volví a sonreír, esta vez de manera forzada.

- Me alegra oír eso - suspira.

En su expresión puedo ver algo de serenidad al escuchar mi respuesta.

Como me gustaría no tener que ocultarle mis emociones en este momento, pero también debo cuidar de él y no darle preocupaciones demás. Sé que esto es difícil para ambos.

- ¿Quieres que pida algo de comer? - digo para desviar el tema.

-Eso suena bastante bien - ahora es él quien me devuelve la sonrisa, muy animado de mi propuesta.

Me levanté de la silla, tomé la chamarra gris que se encontraba sobre esta y me la coloqué.

- Que tal si pedimos...

- ¿Pizza? - dijimos ambos al unísono. Nos reímos al ver que pensábamos en lo mismo.

- Esta bien, creo que pizza será - contesté aun riéndome de la situación.

Franck y yo bajamos rápidamente las escaleras en busca del teléfono fijo y marcamos el número de la pizzería más cercana a nuestra vivienda. Después de meditar la orden que elegiríamos y hacer el pedido, nos sentamos en el sofá, encendimos el televisor y colocamos una película mientras esperábamos hambrientos, el pedido llegaría en 30 minutos.

- No puedo creer que aún a esta edad te sigan gustando esta clase de películas - comenta Franck en tono de burla.

- Que simpático - lo miro con cara de pocos amigos y le saco la lengua - pero ya encontraré a un hombre como Jack Dawson.

- ¿Uno que salte contigo y muera congelado por ti? - enarca una ceja interrogante.

Lo miro sorprendida y no puedo evitar reírme ante tal comentario fuera de contexto.

No soy tu juguete [2020]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora