VI

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Samuel estaba nervioso, le estaba costando mucho concentrarse y todo se debía a que ese día se encontraría con Rubén en el café

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Samuel estaba nervioso, le estaba costando mucho concentrarse y todo se debía a que ese día se encontraría con Rubén en el café. Habían pasado ya unas semanas desde la última vez que Rubén y él estuvieron solos, en estos días siempre había alguien que los acompañara, ya fuese David, la secretaria o incluso Mangel, el amigo del menor, a quien por fin había tenido el placer de conocer (aunque parecía que él no sintió lo mismo). El pensar estar nuevamente a solas con Rubén desde lo que pasó en la habitación hacia que su pulso se acelerara, le era imposible no pensar en cosas "nada cristianas" como diría su subordinado.

En los últimos días, Samuel notó que algunos gestos y expresiones del menor los estaba comenzando a imitar de manera involuntaria; como por ejemplo el decir "vale" al final de cada oración, usar frases de memes famosos en conversaciones informarles. Esto le hacía preguntarse si le pasaba lo mismo a Rubén, quien probablemente ahora intentara decir menos palabrotas, o quizá ahora era un poco más ordenado y atento a la simetría de los objetos. Esa clase de pensamientos eran los que lo mantenían en las nubes, sus fantasías y deseos de tenerlo cerca lo estaban matando internamente y lo consumían poco a poco.

Finalmente llegó el momento, estaba ya en el café, esperando pacientemente por el joven. No esperaba que este llegara pronto, lo conocía lo suficiente para saber que llegaría cinco o diez minutos tarde, así que pidió lo de siempre para ambos.

Así pasó el tiempo.

Diez.

Quince.

Veinte.

Treinta.

O el tío se había quedado dormido o simplemente lo dejó plantado sin avisar. Que enojo sentía en ese momento.

No podía mentir, en los últimos días la junta directiva le estaba exigiendo que entregara el segundo volumen terminado, puesto a que la fecha de anunciamiento estaba cerca y querían tener un poco de material para poder "hypear" al público. Lo estaban presionando y exigían que, si Rubén no acataba los horarios de trabajo y atrasaba más el proceso, lo despidiera y solo lo usara para el guion, pero que no tendría poder dentro del arte ni de los storyboards. Al inicio obviamente rechazaba totalmente la idea y les pedía que tuvieran paciencia, que no era la primera vez que debía cambiar las fechas por falta de tiempo, pero últimamente veía que Rubén estaba diferente y no lograba captar su atención de la manera en que le gustaría.

Pensar en eso le deprimía, el poco tiempo que habían pasado juntos fue suficiente para que le tomara cariño, y le emocionaba más el ir a trabajar desde que lo conoce. Además de que a pesar de que Rubén parece solamente un niño estrenando nuevos juguetes, el brillo en sus ojos al hablar de la historia que creó y que ahora tiene la oportunidad de mostrarle al mundo le parece de los más encantador e inspirador. Samuel cree plenamente en la capacidad del muchacho y no dejará que nadie le robe ese brillo jamás.

Ese brillo... que lo hace especial de tantas maneras.

Así que ahí se quedó, esperando a que su encantador amigo llegara.

✨ Destinados a ser uno ✨ RubegettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora