#07 En los brazos de Stan

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—No... no... 

Murmuro (t/n). Notando que en el basurero no había nada. Pensando en que su diario tenía que estar sin duda alguna en su escritorio. Pero no era capaz de encontrarlo en ni una sola parte. Caminando de lado a lado en la noche, había tomado una siesta en ese entonces. Cansada. Sin haber mirado que faltaba el diario claramente. Sintiendo el pánico cuando no veía el diario en ni una sola parte de donde se suponía tenía que estar el diario. 

¿Dónde podía estar? 

Su madre no pudo haberlo tirado simplemente a la basura. ¿O podía? Sentía el pánico en todo su cuerpo. En sus manos temblorosas. Estaba bien si lo botaron a la basura, pero temía que existiera la posibilidad de que cualquier otra persona lo encontrara. Que leyera lo que estaba escrito. 

Sus emociones hacia Stan. 

Apresurada se encamino hacia el salón donde podía encontrar a sus padres comiendo mientras miraban la televisión con total calma. Ambos mirándola con curiosidad ante su aspecto estresado. 

—Mamá — (t/n) le llamo —. ¿No has visto mi diario? 

—Oh — contesto su madre, pronto mirándola fijamente —. Lo tire a la basura. Ya que siempre lo dejabas en tu basurero, creí que era mejor para ti estar un poco menos presionada por esa cosa. 

—Fabuloso — gruño con mal humor —. 

—Creí que eso querías... que lo botara a la basura. 

—¡Pues me arrepentí! 

Exclamo mientras se sentaba en uno de los sillones en solitario. Ambos mirándola con confusión. (t/n) poso ambas manos en su cara. Ocultándola. Mientras pensaba en cómo podía pasar eso. Si, sabía que en un principio no quería ese diario, pero todas las cosas que pasaban le estaban pasando cuenta y escribirlo ahí, desahogarse por ese medio la estaba ayudando de verdad. 

—Puedo comprarte otro si quieres. 

—No — contesto, sin quitar sus manos de su rostro —, eso no va a reemplazar lo que ya escribí en ese maldito diario. ¿Qué pasa si él lo encuentra? ¿O si alguien de la escuela lo encuentra? Las personas de la basura a veces son descuidados con los objetos. Estoy muerta... 

—Baja la velocidad cariño — le llamo su padre ahora —. ¿De que estas hablando, quién lo leería, y por qué te preocupa? 

Su madre soltó una pequeña risa ante la situación cuando descubrió prontamente lo que le estaba preocupando a su hija con todo eso. 

—Un chico, obviamente — dijo su madre —. 

—No, mi (t/n) no tiene pensamientos de chicos en su cabeza, es muy joven. 

—Entonces — interrumpió su madre con emoción —. ¿Quién es ese chico? ¿Él fue quien te invito al baile? Oh, será como lo mencioné mi niña, con ese chico sabrás que pasaras tu vi- 

(t/n) se levantó de pronto de su asiento. Claramente molesta con todo ello, era como una burla. Y no podía culpar a su madre quién claramente no tenía ni la menor idea de nada de lo que pasaba. 

—No mamá, no es así — refunfuño (t/n) —. Stan no me invito al maldito baile. ¿De acuerdo? No le gusto. Y nadie me invito al baile, iré completamente sola porque mis amigos tienen sus parejas. No soy como tú. No soy brillante, las personas parecen odiarme, me miran y susurran cosas de mí. 

—Pero... creí que... 

—¿Qué me habían invitado al baile hace un mes? — pregunto ella misma, con sus ojos cristalinos con el nudo en su garganta —. No. Estaré sentada en la maldita banca, yo no soy como tú mamá... las personas no me ven y dicen; es la chica de mis sueños. 

Querido Stan... te quiero {Stanley Barber & Lectora} FinalizadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora