Parte Dos: "Cantaré, para calmar todos mis miedos"

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Bueno, si han llegado a la segunda parte, es porque les gusto, espero que les guste toda la historia, es algo triste bueno. Espero sus comentarios y que les guste. Gracias por leer

#Darklines.

2

-Bien, póngalo en esa celda, no importa lo que le suceda, sinceramente no me interesa.

Le dijo Louis a uno de los tipos que lo llevaron hacia el centro de detención, Harry aun mantenía sus ojos muy abiertos y brillosos, no había rastro de miedo en ellos, su rostro parecía haber sido tallado a mano por los dioses, como si hubiese bajado en toda esa mierda de lugar para que no se vuelva algo tan malo y repugnante. Eran las dos de la madrugada, seguramente Anne ya estaría enterada de la ausencia de su hijo.

-¿M-me dejarán aquí encerrado? ¿En la oscuridad?

Tartamudeó Harry, Louis lo miró extrañado, luego le echó llaves al cerrojo de la celda y se quedo mirando el rostro del rizado iluminado por la luna, ese rostro algo horrorizado. No es como si Harry le temiera a la oscuridad, él le temía a la soledad que había en ella, no veía nada. Como todos los humanos, le temen a lo que no pueden ver. 

-¿Quiere que le traiga unas velas, su majestad?

Le dijo Louis en un tono hosco, Harry suspiró y se sentó en el pavimento de la celda, la noche empezaba a ponerse fresca y la piel del pequeño lo notó. Se cubrió los brazos con sus manos, y recargó su cabeza en sus rodillas.

-No me gusta la oscuridad, es fea.

Louis lo miró y sonrió maliciosamente, como todas sus sonrisas.

-A la sociedad no le gusta los marginados ni homosexuales, son repugnantes, como la oscuridad. Tú eres uno de ellos, así que mereces estar aquí, con la oscuridad. En la oscuridad, es lo que eres, es donde perteneces.

Harry sintió que algo le golpeó en el estómago, y no era un puñetazo físico, era algo dentro, era hambre, tal vez.

-Louis.

Louis comenzaba a alejarse de la celda para sentarse a vigilar y volvió haciendo un respingo.

-Ahora que quieres.

-T-tengo hambre.

-Yo quiero dormir, pero no me quejo. Ya déjate de tonterías y duerme maricón, tal vez esta sea la última noche que duermas.

Harry no sintió miedo, su estómago gruñó, Louis oyó ese gruñido.

-No tengo la culpa de ser diferente, nací así, créeme, intenté cambiarlo, pero no pude. No puedes hacerme pasar hambre solamente porque tengo una forma distinta de pensar que tu.

Louis reflexionó, nadie nunca lo hizo reflexionar, porque Louis siempre hizo las cosas en el momento que quiso, y nadie lo pudo detener. El hecho de que un chico homosexual lo obligue a reflexionar, lo molestó mucho. Sintió la ira en su sangre, lo que siempre sentía, era una sensación muy familiar. Harry se mantuvo inmóvil, lo miró unos instantes, y volvió a esconder su cabeza en sus piernas, y pensó en su madre. Lo preocupada que debería estar su madre. "Gracias al cielo no tengo que preocuparme, no se como hacerlo" Pensó, y por primera vez se sintió a gusto con su estado mental. Pero aún tenía miedo, la oscuridad, ya no sentía más a Louis, estaba en la oscuridad y solo. Se cubrió los ojos y recordó que su madre siempre le decía:

"Cuando estés triste, o cuando tengas mucho pero mucho miedo, no olvides que estoy a tu lado, que puedo cantarte. Y si te sientes solo, canta tú. Tu voz te puede salvar, cariño"

Las mil y una noches - Larry Stylinson (One Shot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora