I believe you

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—¡¿Crees que puedo tirar mi dinero a la basura y contratar maestras siempre que no te agrade alguna!?—Gritó Howard.

—¡Ella era mala!

—¡Era la mejor profesora que pude encontrar, Edward! —Tony bufó, odiaba que lo llamaran así pero no podía reprochar contra su padre.

Otra vez discutían por qué la tercera profesora de ese mes había renunciado, cansada del comportamiento de Tony.

—¿Por qué no puedes solo comportarte y poner atención? Es la única maldita cosa que te pido.

—¡Ella no quería a Steve! ¿¡Por qué tú no puedes creerme a mí!?—Cuando se dio cuenta de lo que dijo, su cuerpo tembló de terror.

—Dije que no volvieras a mencionar esa cosa. El psiquiatra también es muy caro como para que no esté funcionando.

Howard, harto ya de escuchar "Steve esto" y "Steve lo otro" tomó a Tony del brazo para llevarlo a su habitación.

—Estás castigado ¿Entiendes? No quiero que salgas de aquí y ni se te ocurra chantajear a Jarvis.

—No iba a hacerlo...

—Y no vuelvas a mencionar esa mierda, no quiero que todo el mundo se entere de que tengo un hijo loco.

Tony sintió que su corazón se rompía en muchísimos pedazos. Él no estaba loco, solo quería ganarse el corazón de su padre.

—¿T-Te avergüenzo? —Preguntó asustado, como el niño que era.

—Me decepcionas, mi hijo no puede ser ningún enfermo mental. —Le dio a Tony una mirada de decepción que jamás en su vida había visto.

No le importo que su hijo tuviera lágrimas en el rostro. No le importó estar empleando ese lenguaje, sólo le importó lastimarlo.

—Y deja de lloriquear, ya es momento de que te conviertas en un hombre.

Tony limpió sus lágrimas viendo como su padre salía de la habitación, se sentía horrible, sentía que su padre no lo quería.

Tony...los niños también pueden llorar. —Steve se recostó a su lado acariciando dulcemente su mejilla.

—Claro que no Steve, papá dice que debo ser un hombre y ya no quiero decepcionarlo.

Tony, tu padre dice muchas cosas que no son verdad. —El rubio buscaba animarlo quitándole el cabello de la cara.

—¿Y tú cómo lo sabes? —Trató de calmar sus sollocitos cubriéndose mejor con la manta de su cama.

Porque los adultos mienten y cuando las personas se enojan, dicen cosas feas, que muchas veces no son verdad. Tú eres muy inteligente, me enseñaste a leer y escribir, tu papá estaría muy orgulloso de saberlo.

—Pero él no quiere saber sobre ti...—Entrelazó su mano con la de Steve mirándolo con sus tristes ojitos.

Entiendo... él quiere que seas un hombre de verdad, pero para mí ya lo eres Tony ¿Qué es lo que quieres tú?

En ese momento, María estaba a punto de entrar a la habitación cuando escuchó la voz de su hijo.

—Quiero que papá esté orgulloso de mi... que mamá me lea un cuento, quiero ser un genio, pero también un niño normal, que papá vaya a mis ferias de ciencia, no sólo Jarvis... que mamá me deje acompañarla a todos lados como las mamás de los chicos de la escuela hacían. Quiero que me quieran. —Susurró y se ocultó bajo la manta abrazando a Steve.

Y entonces María sintió que algo en su estómago se revolvía, quizá era la culpa.

Quizá ella sabía en el fondo lo que su hijo necesitaba, pero jamás se había puesto a pensar con detenimiento.

• Invisible boy • COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora