Prólogo

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Un niño pequeño tocó la ventana, siguiendo con el dedo las gotas de agua que manchaban el cristal. Sus ojos azul cielo miraban intensamente la furiosa lluvia que caía afuera, la lluvia era tan fuerte que no se podía ver nada del hermoso paisaje nocturno.

"¿Qué estás haciendo, Robin?" Preguntó una amable voz femenina, atrayendo la atención del pequeño niño.

El niño se dio la vuelta, mirando a la mujer de cabello dorado que sostenía a un bebé en sus brazos.

"Estaba mirando la lluvia, con la esperanza de ver a mi padre volver a casa". Robin respondió con esperanza en sus palabras.

La amable mujer se sentó en una silla cercana, luego hizo un gesto con la mano para que Robin se acercara a ella. El niño sonrió y corrió hacia ella, luego se sentó en el piso de madera. Sus ojos miraban al pequeño bebé en los brazos de la mujer, una criatura tan delicada y pequeña.

Robin agarró la pequeña mano del bebé, sintiendo lo suave que es. Siempre pensó que sus manos eran pequeñas, pero ahora siente lo grandes y fuertes que son sus manos en comparación con las manos del bebé.

"No te preocupes Robin, padre regresará pronto, una vez que termine sus deberes como caballero de Hyrule, regresará a casa". Tocó la cabeza de Robin alborotando su cabello blanco.

🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸

Pasaron las horas, y para Robin fue un ciclo interminable. Ya esperó tantas horas, pero no había ni rastro de su padre. El pequeño quería estar despierto para darle la bienvenida a su padre, sin embargo, sus ojos ya no podían permanecer abiertos. Robin se quedó dormido sentado en el suelo, con la cabeza apoyada en el regazo de la mujer. Antes de llevar a los niños a su habitación, esperó una hora más, con la esperanza de que su esposo llegara a casa.

Esperó pacientemente, y cuando casi había pasado la hora, la puerta se abrió violentamente. Los ojos azules de la mujer se agrandaron, mientras movía rápidamente a Robin para despertarlo. El pequeño sintió el movimiento, sus ojos se abrieron lentamente.

"¿Qué ocurre?" Robin preguntó mientras frotaba sus pequeños ojos.

"Debes huir de este lugar". El hombre que ingresó al interior de la casa, era un caballero de Hyrule, fue enviado a este lugar por el padre de Robin.

La guerra estalló y pronto llegará a esta zona, por lo que deben escapar ahora que tienen la oportunidad. La familia salió de la casa, y afuera había un caballo blanco esperándolos. El caballero les dijo que montaran el caballo, que los llevaría a un lugar seguro, porque él no puede ir con ellos porque lo necesitan en el frente.

Con la ayuda del caballero, la mujer y sus dos hijos montan el caballo. Robin era quien sostenía al bebé en sus brazos. Huyeron por su vida, en un caballo blanco.

Huyeron a través de un campo manchado de sangre atestado de muertos y heridos, a través de la lluvia, los truenos y la noche sin luna. La mujer agarrando las riendas con una mano, sosteniendo a Robin y al bebé con la otra. Detrás de ellos, la ciudad resonaba con el choque de espadas y lanzas, los gritos de los vencedores y los gritos de los moribundos.

Se habían ido sin nada, sólo sus ropas y el caballo que había venido con ellos. El marido de la mujer se había quedado atrás, decidido a pelear con el resto. Incluso ahora, podría estar muerto, pero trató de no pensar en ello. Todo lo que importaba eran sus dos hijos, tenía que ponerlos a salvo. Tenía que llevarlos al bosque, era el único lugar que no había sido tocado por esta terrible guerra.

De camino al bosque, un hombre le suplicó a la mujer que montaba el caballo blanco. "¡Ayudame por favor!"

Su mano agarró el pie de la mujer, arrancándole el zapato. Otras manos agarraron su rodilla, brazo y muslo, tratando de detenerla. Los hombres heridos la rodearon, y ella los atravesó, ignorándolos a todos por el bien de sus hijos.

The Hero's AwakeningDonde viven las historias. Descúbrelo ahora