F*** You Betta » Rubelangel

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Rubén observó atentamente la foto que se lucía en su pantalla. Su mirada verde se encontraba oscura. Totalmente atenta a la pareja, aquella jodida foto que Beatriz había subido hace tan solo treinta minutos.

Jodida mierda.

Estaba molesto. Cabreado. Mangel podría ser muchas cosas, pero... ¿exponer una relación falsa a cámara? Venga, que su chico era menos gilipollas que eso. Beatriz era como una jodida enfermedad, siempre agarrada a su amigo. Sonriendo y hablando en sus vídeos apropósito para recalcar que estaba a un paso, a un jodido paso de ser la novia de Mangel Rogel.

Ya quiera.

Frunció el ceño aún más, lanzó el móvil lejos de su cuerpo. Quería borrar esa imagen de su retina. Y oh cielos, lo haría. Cambiaría esa jodida imagen con una mejor. Una mejor imagen.

Se levantó, con una dirección fija, tomó el teléfono que descansaba en la barra de su cocina. Casi nunca lo usaba. Casi nunca. Y marcó un número, sonó dos veces, antes de que fuese contestado.

— ¿Hola?

Su voz. Jodido infierno iba a tener que hacer algo al respecto.

Inhaló aire, y sostuvo su paciencia hasta sus últimos límites cuando hablo — Mangel.

Escuchó como la respiración del contrario se entrecortaba por segundos. Hasta que lo escuchó hablar nuevamente, vacilante — ¿Rubius? — cuestionó, como si no lo creyera — ¿Qué pasa? ¿N-Necesitas algo...?

El castaño sonrió, porque oh, solo necesitaba hablar para ponerlo nervioso. Querida Beatriz, ¿tú puedes hacerle eso a su cuerpo? Jodidamente no.

Sonrió. Una sonrisa que gracias al cielo, Mangel no podía ver. — Necesito que vengas — dijo, no estaba preguntando —. Ahora, quiero hablar contigo.

— P-Pero...

— Mangel. — le cortó, su tono no dejaba paso a la negociación — Espero verte aquí, pronto.

La respiración levemente afectada del menor le hizo sonreír, le escuchó vacilar. Hasta que se rindió — Y-Yo... — carraspeó — estaré allí en veinte.

Sonrió. Y colgó. Estaba decidido, esa maldita imagen pronto saldría de su cabeza, para darle paso a una mejor.