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¿Cómo había comenzado esto? ¿Cuándo su relación se había convertido en algo... más? Fuera de lo normal estaba la manera en a que las manos del castaño se sentían tan bien en su cuerpo. Era insano. Era ridículo desear algo que era sencillamente imposible. A los ojos de los fans, Beatriz y él tenían una relación amorosa.

Aunque era todo lo contrario, el malentendido comenzó cuando Mangel la conoció en una fiesta a donde Rubén y él habían ido. Comenzaron a conversar, a reír. Y de un segundo a otro al siguiente día había fotos en twitter habían cientos de fotos de ellos y los tachaban como pareja.

A Beatriz le había dado gracia la situación, y seamos sincero, a Mangel también. Ninguno se esforzó en decir que era mentira. Y a nadie pareció importarle demasiado.

Volviendo a la realidad, al presente. Miguel no estaba seguro de que el hecho de que Rubén estuviese tan cerca de él fuese una buena señal. Sus cuerpos estaban tan pegados, que sentía que cada parte de su cuerpo estaba en contacto con Rubén.

— Rubius, entiende — murmuro, suplicándole con la mirada —. Esto está mal, somos amigos... n-no podemos-

— ¿No podemos? — repitió, burlón. Se inclinó, tomando entre sus labios el lóbulo de la oreja del menor. Miguel se quejó, entrecerrando los ojos por el placer — ¿Y la otra noche que fue? Mangel, todo tu cuerpo sabe que solo yo puedo hacerte temblar, con solo un toque.

No. No era posible. No era correcto.

— La otra n-noche... no debió pasar, Rubius. Lo sabes.

— ¿No debió pasar? Eso no fue lo que yo escuche. Te vi a ti, destruido en placer. En el que yo te di. Solo yo.

Negó, mirándole suplicante. Sentía que sus rodillas cederían en cualquier instante, y no podría dejar que eso pasara. No. No se dejaría llevar otra vez. Porque sabía que Rubius era peligroso. No pararía si seguía actuando así, tenía que ser frío. Indiferente.

Sin embargo...

Cada toque, cada palabra. Y sentía que su cuerpo cedía de forma natural. Maldijo.

Maldito sea el día que descubrió aquel lado pasional de su amigo. Maldito sea el día que él se convirtió en el objetivo.
















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F*** You Betta » RubelangelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora