Capítulo 3: Cuando se estremeció mi corazón

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Estaba un tanto anonadada, que, mis pies solo comenzaron a caminar hacia ustedes, Diana se percató de ello y me miró, no te dijo nada, pero sentí mi corazón estremecerse por lo que estaba viendo y escuchando.

El escuchar que tu padre tiene cáncer, que tienes 4 hermanitos menores, de quienes tendrías que hacerte en parte cargo si algo llegase a suceder, que espero no sea así, esas y otras situaciones eran las razones que tal vez no me quisiste decir aquél día sentados en los escalones de la cafetería en la escuela, escucharte decir eso con la voz cortada y un poco de llanto me hizo rodearte con mi brazo y colocar mi cabeza sobre tu hombro unos segundos, me retiré un poco, ingresé nuevamente a la casa, el aire frío ya estaba comenzando a soplar, así que tomé tu chaqueta, salí nuevamente, la puse sobre tus hombros y te abracé diciéndote "todo estará bien, tranquilo", limpiaste tus ojos al mismo tiempo que decías "gracias".

Entramos nuevamente a la casa, nos acomodamos para dormir y pusimos una película, sí, una película coreana ¿Qué tenía de malo? A Diana y a mí nos gustan, no negarás que son buenas, además, escuchas canciones de los chicos bangtan. Durante la película estuviste molestándome y diciendo cosas que en ése momento no tenían sentido porque no te conocía bien así que, bueno, lo trataba de justificar por el alcohol.

-Oye, estás bonita

Tenía mucho tiempo que no escuchaba algo así, igual que siempre, comencé a reírme, negando con la cabeza y diciendo "Nooo, estás loco, ya duérmete"

-¿Entonces?

-¿Qué...?

-¿Entonces? –Lo decías mientras me picabas con tu dedo índice mi costilla derecha, tú estabas acostado ya en el colchón y yo sentada, mirando a Kim So Hyun en Secretly, Greatly.

-¿Entonces qué?...

-¿Quieres ser mi vieja?

-Espera...¡¿Qué?!, Nooo

-¿Por qué no?

-Estás loco, creo estás ebrio, mejor ya duérmete. Amiga, ya acuéstate, ven, ven, siéntate aquí al lado, en medio, ven. –Me dirigí de esa manera con Diana, quien estaba sentada en el sofá.

-No amiga, si me acuesto terminaré dormida y ya no veré la película.

Tú seguiste molestándome, pero ahora diferente. Seguiste picándome mi costilla, pero después, colocaste tu mano en mi pierna, sí, debajo de la cobija y comencé a separar tu mano de mi pierna, aventándola.

-Qué haces, no me toques, no me gusta. –Lo dije aventando te de regreso tu mano, tu solo comenzaste a reírte.

-¿Entonces? ¿Sí o no?

-Te he dicho que no, no me molestes

Tomaste un mechón de mi cabello y lo jalaste riéndote.

-¿Sí o no?

-Que no, ya dije que no, estás loco y ebrio, vete para allá y duérmete.

-¿Pero por qué no? –Te seguías riendo.

-Eres muy mujeriego.

-¿Qué? Yo no soy mujeriego, ¿Por qué lo dices?

-Tú lo dijiste en la tarde, cuando llegaste y estábamos platicando, eres de esos hombres que si no la hace con una, va con otra y así, no lo dijiste directamente, pero es así, los mujeriegos no me agradan.

-Pero yo no dije eso, les estaba contando de las tipas con las que he estado, no he tenido novias "oficiales" sí ligues y cosas pasajeras, pero no soy mujeriego.

-Bueno, funciona igual, estás ebrio, ya duérmete.

-Bueno, pero entonces, ¿sí o no? .-Lo que decías iba acompañado de pequeñas risas y tono burlón, creo que para ti era divertido molestarme.

-Te dije que no.

-Pero ¿Por qué no? (entre risas)

-Porque no te conozco, vete para allá

-Entonces vamos a conocernos. –Continuabas riéndote, colocaste tu mano en mi espalda, debajo de mi blusa e intentaste desabrochar mi bra.

-¡Ay, oye!, ya vete para allá y duérmete. –Para mí no era tan gracioso como para ti, no sabía que era parte de tu personalidad, o bueno, mejor dicho, no sabía que acostumbrabas a hacer eso. Me acosté y me enrosqué con la cobija, tal vez así no podrías molestarme, cuando Diana se acostó también, comenzamos a hablar de cosas paranormales, eso me da miedo, pero tú contabas una anécdota de tu abuelito, hasta que te quedaste dormido, me pareció gracioso y un tanto tierno el verte ahí al lado mío y escucharte cómo contabas la historia por partes, porque ya te ganaba el sueño.

Al amanecer, se fueron a sus casas, me avisaron que ambos llegaron bien y a salvo, tú te llegaste a dormir por lo que sé.

Por la noche, comenzamos a platicar, fue un poco raro, pues entre la plática, lograste que te contara acerca de mí, he pasado por mucho en mi corta vida y eso no se lo había contado a nadie, pero ésa noche tú lo supiste todo, mientras te escribía el resumen de mi vida, las lágrimas se hacían presentes en mis ojos, ya no te quise contar más cosas, era algo extraño para mí, pero probablemente de ésa forma podrías entenderme, o al menos entender mi yo del presente, así fue, esa noche sequé mis lágrimas gracias a tus palabras y una que otra broma que me hacía sonreír. Gracias por haberme leído y entendido.

Ya era muy noche, teníamos que dormir, me despedí con un "Buenas noches, descansa" junto con un emoji rosita de corazón 💕. Y tú, con un "igualmente".

Debido a la hora, creí que dormiría muy bien, sin embargo, mi corazón se sentía nuevamente estremecido, no pude conciliar el sueño de tanto pensar ésa noche.

¿Por qué me enamoraste?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora