La escena era cuánto más, extraña. Vegetta no permitiría que sus compañeros vieran algo así, pero debía admitir que disfrutaba un poco de lo que estaba ocurriendo.
Rubius, en su forma de oso y boca arriba, dejando que el de ojos morados le rascara y cepillara la panza. Quién hubiera imaginado que un híbrido podía ser tan exigente en cuanto a atención. Lo diría mil veces, Rubius podía llegar a comportarse como sus lobos de vez en cuando.El animal se dió la vuelta aplastandolo, sabiendo que iba a molestarle. Luego del grito enojado de Vegetta, Merlon bajó las escaleras preocupado pensando que había ocurrido algo. Eran simplemente niños, siendo niños. Se relajó, sentándose en el sillón a ver la lucha del siglo. Vegetta pegando patadas, codazos y mordiendo al pobre Rubius mientras éste trataba de resistir lo más posible encima del chico, haciendo peso hacia abajo para dejarlo sin aire.
En esas, el sonido de pisadas bajando las escaleras distrajo al adulto. Ya acostumbraba ver a Alejandro por la casa, pero no le quitaba lo peculiar al joven.
Frotándose los ojos con delicadeza para no correr el vendaje, Alex quedó a los pies de la escalera tratando de acomodar sus pensamientos, sin ser consciente de lo que ocurría cerca.
Luego del comentario que soltó en uno de los entrenamientos más recientes, sintió que sus amigos se encontraban más distantes o cuidadosos con respecto a los temas que tocaban, cosa que lo ponía de los nervios. Ser el más joven no significaba que fuera idiota, por lo que los murmullos entre los demás y las sonrisas melancólicas lo sacan de quicio. Más encima, Vegetta le había dicho ese día de irse temprano, alegando que tenían que hablar un poco a solas y de paso ir a buscar carne de todo tipo. El evento lo ponía nervioso.El malestar desapareció al encontrarse a Vegetta bajo el cuerpo del oso. Era tan cómica la forma de retorcerse y pegar patadas, que no pudo contener la risa, delatando que estaba despierto. Obviamente, Rubius no se detuvo, haciendo más peso si era posible con tal de no dejarlo ir. Al final, Vegetta se rindió, no podía perder más tiempo luchando con el animal teniendo a Alex esperando por él. Dejó de hacer fuerza, relajando el cuerpo todo lo posible sin dejarse ahogar para distraer o confundir al oso. Luego, en un movimiento rápido, dió con el dorso de su mano un golpe contundente pero no muy fuerte en el hocico del pobre Doblas, sacándoselo de encima con algo tan simple. Rubius se destransformó la instante, olvidando que estaba con todo el orgullo al aire.
"¡Cabrón, que eso duele!" Se frotó la nariz, sentado en el suelo de piernas cruzadas. No le hizo daño, pero lo dejó aturdido. Sintió que algo lo cubría de pies a cabeza.
"Vistete, impresentable, que no vives solo." Lo regaña Vegetta, suspirando. "Vamos a ir a dar una vuelta al bosque con Alex, solos. Comportate y si sales cuida de volver antes del anochecer, por favor."
"...Vale. Abandonadme como siempre." Dramatiza con tono de burla Rubén, solo para ver la leve sonrisa de Vegetta y escuchar la risa de delfín de Álex. "Tened cuidado. Si queréis, puedo tener listo algo de comer para la vuelta." Propone. Ellos asienten en respuesta.
Se despidieron. Rubius se envolvió bien en la manta para ir hasta la puerta con ellos, dos besos a cada uno y volvió al hogar, seguramente a cambiarse nuevamente.
Caminaron un buen rato hasta perderse entre los arboles, Vegetta solía ir a paso rápido para todos lados, pero esta vez quería disfrutar del momento, crear un ambiente de calidez con Alex. Necesitaba que este tuviera confianza en él para contarle su pequeño secreto y que no dijera nada a los demás. Charlaron un poco, la postura del menor poco a poco cambiaba a una de relajo. Incluso de vez en cuando le daba la espalda al adelantarse unos cuantos pasos a saltitos."Tú Y Rubius os habéis hecho buenos amigos." Suelta de repente, cambiando a un tema distinto. El comentario toma desprevenido a Vegetta, pero no lo descoloca. Era obvio que tendría curiosidad y sacaría conclusiones.
"Si, me gustaría tener algo más de tiempo para conocerlo bien. Creo que podríamos haber sido un buen equipo." Guía la conversación, sabiendo que obtuvo el efecto deseado al ver la reacción del niño.
"¿Por qué en participio?" Alex sintió extraño decir esa palabra, pero le salió así.
"Vamos hasta el mini lago que hay unos minutos en aquella dirección, y ahí conversamos bien ¿Te parece?"
No necesitaron mucho más. Al llegar y sentarse junto al cuerpo de agua, fue una confesión tras otra. Algo mutuo. Por fin no se sentían tan solos ni tan traidores por estar aburridos de sus vidas, que pese a no ser completamente malas, tampoco eran felicidad constante. Luego de lo que ellos consideraban casi dos años de angustia y dolores de cabeza, lograban hablar de todo lo que les molestaba del pueblo y los volvía locos. Limitaciones estúpidas. Falta de tecnología. Las mismas aburridas caras de siempre.
Alex se sentía reflejado en alguien, y Vegetta estaba convencido de haber encontrado a su compañero de escape. Ahora debían planear cómo."Vale. Tenía planeado irme los primeros días de invierno. Rubius dormirá más de la cuenta, y sin mucho que hacer, Merlon también. Aprovecharé la madrugada, antes del amanecer, para marcharme." Vió a Álex abrir la boca para protestar, pero la cubrió antes de que pudiera. "Lo sé, muy mala estación. Si llega a pasar algo puede haber consecuencias, pero es lo más acertado para que me de tiempo a recorrer mucha distancia y que no me encuentren. Desconectaré el celular hasta que tenga algo, y entonces te enviaré un mensaje si vale la pena."
"¿Dejarás una nota al menos, o tendré que fingir que no sé absolutamente nada?" Estaba algo molesto por el hecho de que no se marcharían juntos, para qué mentir. Pero al final era lo seguro, de los dos el más apto para la supervivencia era Vegetta, arriesgar la vida ambos sería estúpido de su parte.
"Una para cada uno. En la tuya me esforzaré menos, que lo sepas desde ya." La broma aligeró el ambiente. Ambos rieron. "No podria irme sin decirles adiós. Llegase a pasar algo cuando estoy fuera y me arrepentiría el resto de mi vida por no despedirme en su momento." Confiesa, y por un segundo Álex siente que son más parecidos de lo que pensaba. Vegetta también tenía un abrazo pendiente.
"...Concuerdo." Es todo lo que se atreve a decir. Apoya la cabeza en el hombro de su compañero, quedaron así unos minutos.
Vegetta lleva su mano hasta la cabeza del menor, dejando suaves mimos allí. Recorría su cabello negro, ahora más corto de lo que recordaba la última vez. Le hizo acordar a alguien, un pensamiento fugaz que decidió dejar ir. Álex se separó, asintiendo como si estuviera pensando en algo. Le sonrió. Vegetta correspondió.
"Vamos a casa. Nos tomamos nuestro tiempo realmente, Rubius debe estar esperándonos para almorzar." Se levanta de su lugar en el borde de la fuente, tentado a estirarse y sonar sus huesos, pero decidiendo mejor no hacerlo.
"No cazamos mucho, podríamos haberlo hecho mejor." Comenta con desgano Alex.
"Si, pero es suficiente para todos. Más que carne comemos verduras, y lo complementamos. Es balanceado y llena." Nuevamente, el espíritu de padre responsable toma el cuerpo de Samuel, haciendo reír a su compañero, quien no demora mucho en empezar a caminar rumbo a su casa.
"Vamos. Mientras antes lleguemos antes podremos molestar a Rubius y devolverle la que te hizo esta mañana." Toma de la mano a Vegetta, largandose a correr.
En el fondo, es lo que disfrutaban de Karmaland. Esos pequeños momentos únicos. Cuando corrían por el campo todos juntos, o aquellos tiempos que iban a la actual zona prohibida a mirar el atardecer. Momentos que anhelaban pero ya no serían posibles.
Solo estaba seguro de una cosa; algún día encontraría su verdadero hogar, temprano o tarde, pero lo haría.
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Nacidos para encontrarse ; Karmaland4
Fantasy//Un poco de SoulmatesAu mezclado con drama y romanticismo. Centrado principalmente en Vegetta y Rubius pero dando lugar a todas las historias secundarias que se desarrollarán con los demás miembros. Si encuentro tiempo e inspiración haré más libros...