Longed-for Reunion

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- Gracias por todo, Konan...

Dijo apenas en un susurro Itachi ingresando en aquella inmensa cueva apenas iluminada por antorchas a cada lado de las paredes. La mujer de cabellos azules sacudió la cabeza, recordándole que cualquier amigo, conocido o como quisiera definirse personalmente de Kisame y Nagato era bienvenido en aquel sitio. Sin mencionar que aún no olvidaba que ella había salvado y llevado a Londres cuando la aldea que habitaba fue atacada por aquellas extrañas criaturas (A/N: Imagínense acá a los Zetsu blancos/negros). Itachi alzó la mirada a Nagato, sentado sobre una roca y viéndole apenas de soslayo pero con una sonrisa extraña en el rostro. El hombre de cabello lacio rojo hasta los hombros y la misma edad aparente de Uchiha, aunque casi dos siglos mayor dijo tras un largo y por demás apacible silencio, mientras se acercaba al hombre de coleta:

- Vete ahora; tu y yo sabemos que si lo que Senju ha dicho es cierto, el no tendrá piedad siquiera contigo. Su hermano. El padre de su hija...

- Lo sé. A decir verdad, aun a pesar de ello... Lo necesito...

Ni el pelirrojo ni Konan dijeron una palabra. Se despidió inclinándose y agradeciendo nuevamente su ayuda. Fuera de la cueva lo aguardaban los Uzumaki (Naruto y su padre), Shisui, Tsunade e incluso Karin. A fin de cuentas, la mujer pelirroja era por un lado una Uzumaki y, además, vivía junto a Itachi y los demás. Uchiha no preguntó siquiera el motivo de la ausencia de Kisame allí. Sabía que detestaba a su hermano Sasuke al punto de la repulsión y, por otro lado, debía asegurarse de que nadie saliera del refugio de Akatsuki. En especial el más joven de sus miembros quien, por si fuera poco, estaba obsesionado con el mayor de los hermanos Uchiha. Era el compañero de Sasori, Deidara.

- Vámonos... -dijo Shisui al ver a Itachi salir finalmente de la cueva -Tú necesitas descanso inmediatamente. Y no permitiré que ese niño siquiera intente ponerte un dedo encima...

El hombre de coleta solo lo vio fríamente, aunque en realidad estaba incrédulo de escuchar esas palabras de un hombre como Shisui. Si acaso tenía resentimiento alguno hacia su primo más joven, jamás lo había demostrado frente a él. Sin embargo y por otra parte se había vuelto casi excesivamente sobreprotector con él desde la muerte de sus padres y aun después de que Minato y Kushina decidieran 'adoptarlo'.

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Regresaron tras un largo viaje a su refugio encontrándose con Jiraiya y Sakura a la entrada del mismo. Itachi alzó la mirada al único humano que quedaba allí además de Shisui y este le devolvió una mirada absolutamente furibunda. La cual el Uchiha era plenamente consciente de que no estaba dirigida a él sino al vampiro aun recluido en su habitación. Itachi suspiró y murmuró que Tsunade le había informado lo sucedido con Sasuke. Pero que, desafortunadamente ambos, o mejor dicho todos allí sabían cuál era el único modo de evitar que se saliera de control nuevamente. Volvió la mirada a Sakura y pregunto con un gesto de evidente preocupación en sus escarlatas si su hermano le había pedido lo que imaginaba. A lo que la pelirosa respondió con dientes apretados y algo de temor en su voz que esta vez no lo había hecho con ella sino que en cambio había tomado otra 'víctima'. Además de Gaara. El híbrido abrió enormemente los ojos cuando el mayor, de cabellos largos blancos y ojos negros le informo que se trataba de Kushina. Nunca le había sucedido algo semejante desde que su hermano lo convirtiera, sin embargo al escuchar el nombre de la mujer pelirroja, de su 'madre adoptiva' sintió su cabeza dar vueltas provocándole un dolor insoportable. Cayo de rodillas sosteniéndola con su mano izquierda mientras que intentaba sostener el peso de su cuerpo con su mano libre para no desplomarse. Shisui apoyó una mano en su espalda e Itachi la apartó de manera brusca para luego levantarse como si nada hubiera sucedido y salir disparado hacia la habitación de su hermano. Podía amarle como no imaginaba, sin embargo y a diferencia del menor, él no era un ser desalmado capaz de matar por el solo placer de obtener satisfacción. Sin mencionar que dudaba el poder perdonarle haber puesto sus manos -sus colmillos- sobre quien lo criase como si se tratara de su propia madre.

Darkness And LightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora