Her Presence, Our Happiness

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Londres, Inglaterra, 15 años después...

Itachi y Sasuke Uchiha eran ahora oficialmente un matrimonio después de casarse en una ceremonia sumamente íntima solo en compañía de Shisui, Naruto, Izumi, Sakura e Ino quienes habían decidido permanecer junto a ellos principalmente para cuidar de Sarada. Los cuatro hombres por su parte habían decidido comenzar una vida 'normal' dentro de lo que les permitía su naturaleza de por si sobrenatural. No eran de todos modos vampiros ordinarios y eso justamente lo debían al haber tomado la sangre de una de las mujeres que ahora los acompañaba. Sakura era una mujer cuya sangre estaba dotada de la habilidad de reprimir no solo el 'hambre' de sus acompañantes masculinos sino además la mayor debilidad que poseen los vampiros. La luz del sol. A pesar de ello, solo Itachi había optado por tomar un trabajo diurno mientras que Sasuke mantenía sus hábitos de nocturnidad. Finalmente Sarada había sido convertida apenas un año atrás, a sus 14 años y, debido a que aún intentaba adaptarse al modo de vida de aquellas criaturas, tampoco salía a la luz. De hecho, a pesar de que cursaba una escuela como si de una chica normal se tratase, esta tenía un horario vespertino-nocturno. Y ya había hecho un pequeño grupo de amigos que habían descubierto su identidad 'real' una noche en que la vieron salir de cacería en compañía de Itachi. Eran dos chicos y una chica que simplemente habían quedado fascinados con lo que habían visto. Al punto que uno de ellos, un rubio de apariencia curiosamente similar a la de Naruto le había pedido mostrarle sus rasgos vampíricos una noche en que se reunieron en su casa. Sarada tenía ojos rojos idénticos a los de su madre Sasuke; su cabello, tez e incluso figura (salvando obvias diferencias) era por su parte igual a Itachi. De hecho, era una chica tan ágil que había decidido sumarse a tres clubes en su escuela. Atletismo, arquería y esgrima. Y se había convertido eventualmente en capitana de dos de dichos clubes.

Itachi salía esa noche de su trabajo precisamente nocturno en la Universidad (dictaba clases de Literatura Clásica) cuando de pronto sus oídos por demás agudos lo hicieron dirigirse aparentemente sin motivo alguno a un barrio que no creía pudiera existir en un sitio como la ciudad de Londres, deteniéndose a escasos pasos de lo que parecía ser una pelea callejera. Hasta que vio entre los dos 'contendientes' a una tercera figura, femenina a quien reconoció como la mejor amiga de su propia hija. Extranjera al igual que ellos mismos, era una joven bella a pesar de su figura, por así llamarle, 'robusta', de cabello largo y lacio color castaño avellano y ojos ámbares muy poco comunes en Londres. E incluso en Japón, de donde era originaria. El mayor de los Uchiha ocupaba su tiempo en dos trabajos para solventar su nueva vida. El diurno-vespertino que consistía en servir de seguridad en una fábrica. Y lo había llevado a instruirse en el uso de armas de fuego, obteniendo eventualmente el permiso para portar una aunque su naturaleza no requiriese de tales 'complementos'. Bastaba tan solo su propia fuerza física y agilidad para deshacerse de cualquier molestia. Como esos dos sujetos. Sin embargo, ignorante del hecho de que Chocho Akimichi conocía perfectamente quién era -y que era- creyó prudente recurrir a dicha arma para rescatar a la menor.

- No vamos a repetírtelo... -amenazó el moreno que sostenía a la menor de su brazo derecho sin demasiada sutileza -Entréganos todo el dinero que traigas contigo o te volaremos la cabeza, ¿has entendido?

- Apártense... -llegó de pronto una voz masculina, ronca y profunda que definitivamente les sonó foránea a los dos maleantes, mientras que la joven la reconoció al instante, aunque ni siquiera oso exponer a su dueño -Detesto más que al mismísimo Infierno repetirme, así que si no obedecen ahora serán sus cabezas las que rueden por el suelo...

Se descubrió finalmente revelando su cuerpo casi hasta su boca cubierto por un abrigo negro y su profunda mirada escarlata. Sostenía sin embargo el arma únicamente en su mano izquierda como si estuviera imposibilitado o incapacitado de su mano derecha. Al percatarse de ello efectivamente el hombre que se encontraba junto a quien tenía cautiva a Chocho tomó su propia arma de un mayor calibre en ambas manos algo regordetas más que simplemente grandes y sonrió maliciosamente mostrando sus deformados dientes amarillentos.

Darkness And LightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora