(Fernando)—¿Qué te sucede? Realmente te has pasado, no entiendo por qué te has comportado así. — Galia seguía regañándome luego del espectáculo que había montado en el patio. — ¿Tienes algún problema con esa chica?
No sabía que decir, lo único que veía con claridad en mi cabeza era la imagen que tenía desde hoy en la mañana de la fiesta del viernes.
—No lo sé.
—Fernando dime la verdad, para poder entenderte. — esta se acercó a mí, llevando sus manos a mi rostro, donde tuve que conectar mis ojos con los suyos para volver a la realidad.
—Es que... no me agrada.
—Pero, ¿eso justifica la estupidez que le has dicho? Solo por el cariño que te tengo Ross no seguí a esa chica para ver cómo estaba.
Galia me miraba muy enfadada, y la entendía, todo lo que había ocurrido se me había ido de las manos, pero lo último que necesitaba ahora era un sermón.
Necesitaba estar solo, y por lo mismo, lo siguiente que hice fue enderezarme para salir de ahí, agarré mi mochila rápido, mientras que Galia me seguía hablando, sin escucharla, comencé a caminar hacia la entrada del comedor perdiéndola entre la multitud, donde noté miradas hacia mí, de todos quienes habían presenciado el espectáculo o seguramente el chisme ya les había llegado.
Respiré profundo para no mandarlos a todos a la mierda, intentando tranquilizarme.
Y lo siguiente que hice fue ir al único lugar donde podía sentirme tranquilo en ese momento.
Al llegar me recosté en el césped, y coloqué mi mochila como una almohada, tenía suerte de que Whitey no había venido hoy a la escuela, y, por ende, no había nadie en aquel lugar para regañarme.
Estuve varios minutos, quizás una hora ahí, pensando, e intentando olvidar lo que había ocurrido en la mañana, y al mismo tiempo, haciéndome creer que lo que le había dicho a Anna Dickens era cierto, y que tenía razón.
Pero en realidad no estaba muy seguro.
Y por supuesto, me descubrió en ese lugar la última persona que necestiaba en este momento.
—A ver a ver Feñi, ¿realmente creíste que te ibas a librar de mi luego del espectáculo que montaste?
—Déjame en paz. —gruñí de inmediato, colocando una de mis manos en mi rostro para evitar ver a Roy Miller ahí haciéndoselas de padre conmigo. — Fuera de aquí.
Por supuesto no me hizo caso, y sentí a Roy sentarse a mi lado, tarareando una canción y silbando, como si no me hubiera escuchado.
—Sabía que después de lo de hoy en la mañana ibas a volverte loco. — Por supuesto no respondí, no quería hablar de ello, pero Roy prosiguió. — Fue un beso Ross, ella es libre de hacer lo que se le dé la gana.
—No con Brandon.
—Entiende que no es de tu propiedad.
—¿Y? No he dicho eso.
—El espectáculo que montaste sí. — Roy me quitó la mano del rostro, provocando que lo empujara de inmediato.
—Déjame en paz, no quiero hablar.
Nos quedamos un momento en silencio, sabía que Roy no iba a entenderlo y por lo mismo quería que se largara de ahí, necesitaba estar solo.
Pero por supuesto siguió con el tema.
—Anna no tenía nada que ver, es que no entiendo por qué te fuiste contra ella.
—Vuelvo a repetírtelo Roy, no quiero tener esta conversación contigo.
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Mi Ángel Guardián III: El Cuarteto
Novela Juvenil¿Alguna vez te preguntaste como se conocieron? ¿Cómo surgió la amistad? ¿Cómo llegaron a enamorarse? ¿Por qué todo se derrumbó? ¿Cómo llegaron a terminar tan separados? Aquí podrán conocer su pasado, sin mentiras ni secretos. Como tal cual son. TERC...