malibu nights ; luzuplay

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Entre consultas, Auron aprovechaba el tiempo para poder prepararse una taza de café.

El día de hoy había tenido tantas que había comenzado a atender desde primera hora de la mañana por lo que ya no daba más a las cinco de la tarde.

Acababa de abrirle la puerta a Willy, quien se había abierto con  él al respecto de su problema con las bromas y porque hacía tantas. 

Quedaban solo dos pacientes más y ya podría volver a su casa a descansar. Desde que había dejado de enviarle cartas a Luzu, su sueño se había estabilizado un poco más y descansaba mucho mejor sin estar al pendiente de que sucedería con el contrario. Dejar que las cosas fluyeran por si solas fue lo mejor que Auron había podido hacer.

Ya con su café se dirigió a su escritorio para preparar los papeles para el nuevo paciente de las cinco y cuarto. Su asistente le había comunicado que un chico había pedido una sesión por teléfono pero que no había dejado su nombre, solo la consulta paga.

Si bien le había parecido extraño desde el primer momento, prefirió esperar al momento de la entrevista para poder averiguarlo.

Al rato, su asistente le comunicó que aquel misterioso chico había llegado y que tuviera cuidado ya que venía encapuchado y de negro, a lo que Auron regañó a su asistente por asumir que aquel sería un ladrón cuando quizás era un chico muy tímido.

Pero cuando vio a Luzu entrar por la puerta se quedó un shock. No podía creer lo que veía. Intentó guardar la calma pues tenía que demostrar como un profesional ante todo pero estaba claramente impresionado.

Luzu tomó asiento y siguió manteniendo su mirada al costado.

Y Auron creyó que quizás no quería verlo pero necesitaba de sus servicios, por lo que separó su vida personal lo más que pudo e intentó comenzar.

-Bueno, ¿Qué lo trae por mi consultorio?

Parecieron horas aquello que fueron minutos pero por lo menos hubo una respuesta por parte de Luzu.

-Necesito su ayuda para poder estar bien...

{...}

Después de aquella consulta, Auron no pudo prestar atención a la siguiente. No pudo estar concentrado en nada más ni en nada menos que Luzu. Su cabeza, nuevamente no le daba un respiro.

Solo podía pensar en Luzu, en las palabras que salieron de la boca de Luzu, en los labios de Luzu moviéndose, sus ojos que... ¿En los labios de Luzu? Se sentó rápidamente en su cama impresionado. No podía creer lo que estaba pensando.

Decidió que lo mejor sería mojarse la cara y tomar una pastilla para dormir de aquellas que había sacado de la clínica en la que trabajaba.