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El mundo comenzó a ser una jodida mierda,
lleno de días grises,
de lluvias y tormentas que no paraban,
de ganas de dejarlo todo,
de mandar todo a la mierda.
Lleno de situaciones que te vacían,
te oscurecen,
convirtiéndote al fin y al cabo en otra persona.
Y la mente, si te contara cómo estaba mi mente,
llena de cicatrices y recuerdos que quería borrar pero tampoco perder.

El mundo,
la vida,
el destino o como quieran llamarle
siempre en algún momento de nuestras vidas nos quita la libertad,
nos quita la opción de poder decidir y nos deja clavada en el alma una triste pregunta.
Un porqué que ahorca.

Y por eso escribo,
porque si bien perdí a alguien que amaba,
me dejó esta desesperadas ganas de querer volcar el dolor,
de querer desahogarme de alguna manera.

Lápiz y papel.
No juzga.
Nunca juzga.
Hablale de lo que quieras, sentite libre.
Pero te digo una cosa, no te olvides que muchas veces necesitamos de un oído,
y quizás, no tanto un oído.
Sino alguien que te pase un pañuelo cuando las lágrimas no paran,
alguien que te sostenga la mano o te de unas palmadas en la espalda,
alguien que te demuestre que no estás sola.
Porque creeme, no estás sola.
Siempre hay alguien.
Siempre.

RINCONES DEL ALMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora