El ex novio de tía May (Starker)

2. CAMBIOS

Desde que dejaron a Morgan a cargo de Christine, una joven universitaria que se encargaba de la niña cuando sus progenitores no podían hacerlo, todo transcurrió demasiado rápido.

Los viajes en el tiempo, la recuperación de las Gemas, la vuelta de los caídos...

Tony sintió, en mitad de la batalla, que alguien le sujetaba del brazo y lo levantaba del suelo arenoso.

Al mirar hacia él, vio que se trataba de Peter. Estaba tal y como lo recordaba, con el traje de Iron-Spider, su cabello despeinado y su nerviosismo persistente, mientras gesticulaba exageradamente a la par que le contaba todo lo que había sucedido después de superar el chasquido.

Para Peter, apenas habían pasado unos minutos, y eso explicaba el alto nivel de hiperactividad que dominaba su cuerpo, lleno de energía y vitalidad.

Pero, en la realidad de Stark, habían sido nada menos que cinco largos años de ausencia.

No prestó atención a la verborrea del muchacho, que seguía hablando y hablando.

La batalla proseguía alrededor de ambos, pero para Tony sólo existía el chico.
Le abrazó con fuerza, pillándolo desprevenido, y besó su sien mientras afianzaba la unión y cerraba los ojos.

Un estruendo a pocos metros de ellos les hizo separarse para continuar la pelea. Debía enfocarse de nuevo en el enemigo, o todos los esfuerzos por recuperar a Peter serían en vano.

Tenía un plan trazado, que no había compartido con nadie y que había causado que su despedida de Morgan fuera demasiado dolorosa.
Sabía cuál era la única forma de vencer al titán, y dicha manera pasaba por encima de su propia vida.

Desde un primer momento supo que debía renunciar a algo muy importante para traer a Peter de vuelta. Temió que ese algo fuera su hija, pero los cambios en el pasado no habían tenido efecto en su situación actual, para su suerte.

Aceptó con madurez y entereza la única solución posible mientras peleaba y cuidaba, en la distancia, que Peter saliera lo más ileso posible.

Cuando Thanos volvió a hacerse de nuevo con las Gemas del Infinito, todos enmudecieron al ver que se preparaba para chasquear los dedos de nuevo.

Pero las Gemas habían desaparecido del guantelete para ir a viajar al suyo, al que Tony había preparado en secreto.

Esperó sentir la fuerza inmensa de las piezas destrozando su propio cuerpo, pero no fue así.

Al abrir los ojos, contempló con horror que no llevaba puesto el guantelete.

Alguien se lo había arrebatado a traición.

Se giró hacia el lugar de donde provenían los destellos multicolor, y la imagen que se instauró en sus retinas le dejó sin aliento.

Pepper Potts, enfundada en uno de los trajes de Iron-Man, sostenía el guantelete y las Gemas del Infinito mientras todo su cuerpo erosionaba a causa del poder de las mismas.

Echó una última mirada a Tony, con el gesto roto por el esfuerzo.

—Cuida... de... Morgan—le pidió.

Y chasqueó los dedos.