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No planteaba cruzarse con aquella esbelta mujer que aún era dueña de su corazon, a pesar de todo lo sucedido, y es que diran que primero deberia corroborarlo, pues eso hizo Sana.

Entraba en la gran mansión que tantos pequeños recuerdos guardaba de ellas dos, pero su vista enfoco a la presencia de Tzuyu en la sala.
Portando calma y control en todo su ser como si no hubiera echo nada y su vida estuviera en total control, su ropa pulcra y brillante al igual como su rostro de marca, sin arrugas ni defectos.

- Sana se ve que no puedes vivir sin mi - expreso recibiendola con su sonrisa arrogante y tono coqueto. - Te extrañe corazon. - dijo cambiando su tono a algo mas meloso.

Suspiro irritada y al borde de la locura, su mano siendo atrapada por los frios dedos de la mas alta.

- ¿Tu lo hiciste? - indago sin paciencia, separo su mano del toque de Tzuyu.

- ¿De que hablas? - comento confundida, dio pasos acercandose a el pequeño cuerpo de la nipona, mas esta retrocedio.

- Mi padre fue despedido de su trabajo, tu papá lo echo disque por que sus hijos no les parecio que tuviera un desempeño apropiado - murmuro entre dientes.

Un sonoro suspiro sono de Tzuyu, rio agachando la cabeza negando divertida.

- Mi amor yo hago mi trabajo, no veo el problema - expreso en completa seriedad ahora. - Ayudo a evaluar el desempeño en la empresa.

- Solo devuelvele el trabajo, el en serio lo necesita... - dijo en un decepcionado tono.

Jugando con sus exuberantes anillos decorando sus delgados dedos inhalo y sonrio.
S

ana giro en su lugar lista para marcharse, callando el dolor en su pecho y aguantando las lagrimas de sus ojos.

- ...Si te hubieras quedado conmigo, tal ves nada de esto estaria pasando... - sus oidos no pudieron evitar escucharla, haciendo mas ajustado el nudo en su garganta y pecho.

Giro de nuevo estabes observandola inexpresiva, preguntandose que fue lo que vio en ella para que le gustara tanto o que era lo que aún mantenia latiendo su corazon a pesar de todas las estupideces que habia echo.
Sin evitar poder retener mas lagrimas, las dejo ir manchando lentamente sus pomulos hasta terminar en su cuello, juro a ver visto una minuscula huella de arrepentimiento en el serio rostro de Tzuyu.

- Sana, yo-...

Sus palabras nunca llegaron, de todas formas ya habia escuchado suficiente de ella, solo nego dejando libres cada una de sus lagrimas retenidas. Giro la perilla de la puerta dispuesta a irse de una buena ves.

- Recuerda que no te dejare ir tan facil... - ignorando las ultimas palabras antes de cerrar la puerta, se encamino a un punto incierto.

Siempre tuvo la duda de por que realmente se acerco a ella esa tarde de otoño, por que la invito a reiteradas citas si realmente nunca demostro una pisca de interes verdadera y pura, nunca se habia puesto a pensar pero siempre tuvo la respuesta frente a sus ojos.

"- Te dije que la conseguiria, ninguna se me escapa... "

" - Si Chou espera a que Minatosaki se canse de ti, eres mas inexpresiva que una roca, nunca llenaras a esa dulce chica "

Siempre penso que era una forma de bromear entre Tzuyu y sus amigos a jusgar por el tono burlon con el que hablaban prefirio pensar eso y simplemente dejarse llevar por el amor que le tenia.

Pero a partir de hay comenzaron los dulces tratos y salidas, seguido de cambios bipolares que solia desquitarse con ella cada ves que intentaba hablar sobre ciertas desconformidades que tenia.
Y cada ves que trataba de disculparse lo hacia con un regalo costoso con un gran significado monetario pero ninguno sentimental, ya que no podia detectar arrepentimiento verdadero en su rostro o simplemente era tan seria que no era capaz de demostrar sus sentimientos, o solo le ofrecia un paseo por cualquier lugar lujoso al cual tuviera acceso como disculpa.

A pesar de su decadencia sentimental la cual tapaba con recompensa monetaria, su corazon aún latia por sus besos y caricias, sus ojos buscaban constantemente el perfil de la taiwanesa para admirarla por horas, su cuerpo y alma aún respondian a cada contacto y minima atención que le diera.

Aún estaba perdidamente enamorada de ella.

Pero se mantenia consciente, estaba enamora pero consciente, consciente de que tenia que tenerse un poco de amor propio y quedarse a su lado sin ella querer cambiar su forma de ser era tóxico e insano para su persona.
No podia seguir asi, no aguantaria mucho...

Tomando su movil en manos, marco el numero de la unica persona que siempre estaba dispuesta a escucharla.

- Momo... - dijo una ves que un "hola" se escucho del otro lado. - Quiero regresar a Japon...


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AFFLUENZA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora