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↳Narra Tzuyu

浳┆Mi paciencia era cada ves menor ante aquel tema, era cansador escuchar hablar asi a un grupo de hormonados pubertos que no sabian como conseguir a una chica, aqui el problema no era aquella chica eran ellos.

- Esa maldita puta se va a arrepentir luego, voy a hacer que se lamente... - expreso inundado de enojo. - No puedo creer que me volviera a rechazar de nuevo, tendre que usar la fuerza.

Suspire cansada de escuchar las mismas estupideces de siempre, me acomode en mi lugar y lo mire fijamente.

- No pensaste que tal ves tu eres el problema James - ladee la cabeza esperando una respuesta.

- Que problema puedo tener yo, tengo todo lo que una mujer puede querer. - dijo en un molesto tono de superioridad, que solo yo usaba y que solo me queda bien a mi.

- No creo que ninguna mujer se sienta satisfecha con solo cinco centimetros... - exprese mirando a su entrepierna.

Risas estruendosas se escucharon a nuestro alrededor, su entrecejo se arrugo en señal de molestia pero solo me inmute a darle una sonrisa burlesca y falsa.

- Callate quieres, contigo la cosa no cambia Sana te diria que no, es mas creo que se iria antes de que le hablaras. - dijo en un intento fallido de humillarme.

Reí preparando mi afilada lengua para atacar, pero antes gire a mirar a Nayeon quien me respondio con una sonrisa complice, si bien James no estaba enterado ella y yo sabiamos bien que su ex novia encontro en mi lo que en el no, placer absoluto.

Mi picante discurso se vio interrumpido por la nefasta presencia de Jhon, otro puberto frustrado.

- Se ve que esa japonesa los tiene locos a todos - comento burlesca Nayeon quien observava divertida el mal humor del recien llegado.

- Callense, no pienso seguir perdiendo mi tiempo con una muchacha como esa, tengo otras mejores - observe el paquete de chocolates aplastados entre sus manos.

Gruñi arta y sin paciencia al escuchar las mismas quejas saliendo de ambas bocas, se ve que si les pego duro en su orgullo de hombre el rechazo de la linda rubia.
No iba a negar que yo era tal ves el doble de orgullosa que ellos dos juntos, pero a diferencia de estos dos retrasados yo si se como tratar a una mujer y a mi si que no me van a decir que no osino si ataco con todo lo que tenga, a todo esto seguia sin saber que le veían a esa rubia, para mi lo unico lindo que tenia era su buen fisico y un poco sus facciones las cuales la hacian mas atractiva.

- Ya dejen de parlotear y admitan que no sirven para atraer mujeres, las pocas que vienen a ustedes las atrae su billetera - exprese cruzandome de brazos mientras me levantaba de mi lugar, colgando de un movimiento mi mochila en mis hombros.

- Uy, y a ti tampoco te buscaron por tus millones - dijo con una mirada desafiante Jhon.

Sonrei y sacudiendo mi pollera conteste segura.

- Claro que si, pero a diferencia de ustedes yo si consigo lo que quiero cuando lo quiero - exprese con una ceja enarcada acompañada de mi tipico tono de superioridad. - Y mas si se tratan de mujeres.

Amaba este sentimiento de estar en lo mas alto, sobre todos con muchos otros derechos y lujos que ellos, en total comodidad en mi propio trono.

Dandoles la vuelta a ambos comenze a caminar pero no di ni cuatro pasos cuando escuche la voz de James.

- Eso te creere cuando lo vea Chou, cosa que dudo... - comento dando pasos hasta quedar frente a mi. - No tienes nada especial, te rechazara.

Sin ganas de discutir rodee los ojos y continue mi camino, usualmente cayo a las personas con acciones y demostrandoles que efectivamente era mejor en todo y esta no seria la excepcion.
Ahora me unia a el juego de seguir a la linda japonesa y yo seria la ganadora, aunque la vida me cueste.

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El silencio en mi blanquesino hogar ya era costumbre de todos los dias, el trabajo de mis padres los mantenia entretenidos todo el dia, les parece malo de seguro pero tiene sus cosas buenas, como por ejemplo sin su atención puedo traer a la gente que quiera o comprar la cantidad de porquerias que se me ocurran desde lo mas ilegal hasta lo mas inocente, aunque mi porqueria favorita era la santa verde, no piensen mal, no la consumo la suelo vender, entre mas dinero mejor, uno nunca tiene suficiente asique entre mas mejor.

Subi perezosamente los escalones cristalinos de la ancha escalera, sentia la pesades de mis parpados debido a la falta de sueño de la noche anterior, solia tener bastantes problemas de sueño debido a la insomnia.

Una ves arriba camine arrastrando mis pies hasta parar frente a la puerta entre abierta de la oficina de mi padre, de donde se escuchaban pequeños gritos disimulados.

Ambos discutiendo otra ves, pero esta ves eran solo palabras tiradas entre ellos en tonos acidos y agridulces, frases hirientes y crueles. ¿En que momento se perdio todo entre ellos? solian ser gritos entre lagrimas pero esta ves ni siquiera podia persivir sentimientos en sus duros y neutros rostros.

- Mas mierda... - susurre incoscientemente y continue mi camino hasta mi cuarto, entre en este y me encerre con la idea de siempre, solo salir por comida o por si se da alguna fiesta.


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AFFLUENZA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora