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- Amor, ¿me estás diciendo la verdad, no estás mintiendo solo hacerme sentir mejor?

- Por supuesto que sí cariño -le dije.

- ¿Segura, segura? -insistió.

- Segura, segura -confirmé.

- Es que tu madre me comentó el otro día que te escuchaba un poco triste.

- Bueno, sí, un poco, pero es normal, amor. Llevo dos meses en un país que no conozco, un idioma que evidentemente no manejo, no conozco a nadie, es extraño. Pero te he dicho mil veces que estoy bien, me estoy acostumbrando a ritmo de vida en Seúl, a las personas y así.

- Eso no me deja más tranquilo.

- Amor...

- No, lo siento. Sé que solo será por un año, pero han pasado ya dos meses y en serio te necesito.

- Diego, cariño, yo también te necesito, pero cuando te pregunté si querías venir conmigo dijiste que no.

- Y yo te pedí que no te fueras y dijiste que no. ¿Qué pasa si te quedas más tiempo? Después de todo es un año de prueba, ¿no?

- Diego, si cada vez que me vas a llamar es para discutir sobre mi decisión de seguir mis sueños antes de casarnos, lo mejor sería que no lo hicieras más.

- ¿A qué te refieres?

- A eso. Mejor no nos llamemos más, usemos este tiempo para nosotros, para pensar, para vivir nuestra individualidad un tiempo, ¿no crees? Hemos pasado mucho tiempo juntos, ya son cinco años, Diego, cinco. ¿No crees que nos merecemos un espacio? Esta necesidad que tenemos uno por el otro es precisamente porque hemos perdido nuestra individualidad.

- ¿A qué te refieres, Lily?

- Yo también tengo sueños, y lo único que te he pedido hasta el momento es que me apoyes y los vivas conmigo. Pero hasta el momento no siento tu apoyo. Te necesito, Diego, pero no solo en lo físico, en lo sexual. También en lo espiritual, si no, entonces ¿cómo podré confiar plenamente en ti y tu en mí?

- Lil, yo...

- No digas nada por ahora, ¿sí? Piénsalo. Aún podemos hablar la próxima semana. ¿Está bien?

Le tomó un tiempo asimilar mis palabras, pero después de un largo suspiro, respondió:

- Está bien, preciosa. Por Skype la próxima.

- Claro, te amo.

- Yo te amo también.

Ambos terminamos la llamada. Solté un suspiro y bajé la cabeza al suelo mientras cerraba los ojos. Luego comencé a moverla en círculos para aliviar la tensión en mi cuello. Había sido un largo día y yo quería pasar un buen rato con mi novio, pero las cosas terminaron mal, como todos los días. Estas conversaciones se hacen cada vez más pesadas. Jamás pensé que las relaciones a distancia fueran tan complicadas y eso que apenas llevo dos meses lejos de casa.

Me dirijí a la cocina, y me hago un rico cóctel. Por cierto, jamás me imaginé que el alcohol fuera tan costoso aquí. El soju es más barato que una botella de agua, solo que, no sé, necesito algo definitivamente que me satisfaga más que el soju. Necesito un tequila, un ron, no sé. Mi cerveza preferida. Definitivamente eso es lo que más extraño. Lo bueno es que no tomo muy a menudo, pero a veces lo necesito. Un bamboo jet 9.5% de alcohol no estaría mal en estos momentos. ¡Ay, ¿porque?! Pero bueno, estoy literalmente en el otro lado del mundo, no me puedo andar pidiendo gustos.

Así que me hago un rico coctel de fresa, con un excelente vodka que encontré. Mi receta especial lleva lo siguiente:

1 oz y 1/2 de vodka

Mi vecino es Kim NamjoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora