4-. Fuera de lugar.

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La tal Zoe estuvo hablando todo el trayecto hacia lo que se suponía que iba a ser mi cuarto. Estaba hasta las narices de escucharla, perdía el tiempo, total, todo me sonaba a chino, que si los círculos, que si estudiar, que si ser supremo, ya estaba hasta el moño. ¡Maldita sea Thalia en que lío te has metido!

— ¿Voy a tener compañera de cuarto? — creía que se iba a parar delante de un ascensor, pero en lugar de ello, se dirige a unas escaleras en caracol más viejas que mi abuela y empieza a subirlas, a cada paso que dabas parecía que toda la academia se iba a caer contigo. — ¿No deberíamos coger el ascensor?

La idiota se ríe como si fuera la pregunta mas estúpida que la habían hecho en su vida.

— Es la zona de los fundios, ¿no esperarías de verdad que te alojarías con los demás? — suelta una risotada.

— Pues la verdad es que sí.  —observo el pasillo que me esperaba, todo negro y oxidado, apenas había luces— ¿Por qué?

— Te he dicho que me dejes de hacer preguntas, sois unos raritos, el consejo lo dictó así, la mayoría apenas alcanzan el Circulo 3. Nadie quiere compartir habitación con alguien que no quiere cumplir con su deber desde el principio.

Como a la mitad del pasillo nos detenemos y llama a una de las puertas "3340F".

Una chica bajita, con el pelo azul y gafas, un poco regordeta, aparece al otro lado.

— ¿Zoe? — me mira inmediatamente.

— Lola, está es…. — se voltea hacia mi.

— Thalia — respondo a regañadientes.

— Thalia, una fundia como tú, ¡por fin tienes compañera de cuarto! ¡Podéis contaros vuestras penitas juntas! — noté cierto aire de burla.

Me caía como el culo.

— Vete a la mierda.

Me guiña un ojo — en cinco minutos tienes que estar en la sala de entrenamiento, Lola te indicara el camino.

La tal Lola suspira, pero asiente. Me daba la sensación de que molestaba a todo el mundo. Yo solo quería volver a San Francisco o despertar de esta pesadilla; pero ya me había pellizcado unas cuantas veces y no parecía un sueño.

— Claro Zoe.

— Bien Fundia. — me señala— no llegues tarde a Ian no le gusta esperar.

Cierra la puerta de un portazo, me doy la vuelta, el cuarto era bastante pequeño, dos estrechas camas, una de ellas llena de peluches y papeles encima, supuse que a la Lola no la iba mucho el orden. Mi cama estaba sin hacer y llena de polvo.

Genial. Thalia cada vez se pone mejor. Mi subconsciente me decia una y otra vez que debía escapar cuanto antes de aquel lugar. Únicamente había un escritorio, que no lo parecía por la cantidad de libros y cuadernos que reposaban.

Avancé hacia una puerta roida que daba a lo que parecía ser el cuarto de baño. Lancé un reprimo de asco, estaba asqueroso. Una bañera enana, el water sucisimo y un lavabo con restos de comida salpicados.

— ¿Es que lo de limpiar no va con "las reglas del consejo"— hago comillas con los dedos.

— Sí, por supuesto que sí, pero las señoras de la limpieza no pasan en la zona de los Fundios. Consideran que es una pérdida de tiempo. — se recoloca las lentes.

Me volteo bruscamente.

— ¿Te parece normal que os traten de esta manera? Es peor que el instituto. — recuerdo a Rose y a su panda de abejas obreras, me entran arcadas, pero las reprimo solo por no tener que utilizar ese water.

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