Soy Vivi y soy un libro abierto

Teatro nacional

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Hoy ha sido un día largo en el teatro. Finalmente vuelvo a casa. Ya son como las 10 de la noche y anhelo poner mi cabeza en la almohada y descansar pero antes quiero decirte que "El amor es acción y siempre te impulsa a hacer algo".

Mi corazón se siente pesado, al igual que mis ojos al estar cargados de lágrimas que no sé si dejar salir o retener. Escucho London grammar que me hace que me ponga más sensible, aunque creo que es bueno porque me permite expresar con palabras todo el enojo, el resentimiento y la decepción que siento en este momento.

Tú sabes cuanto amo hacer danza contemporánea, lo emocionada que estaba porque finalmente en esta temporada iba a estar con un elenco muy bueno y quería que fueras a verme al teatro nacional. Te dije que era un espectáculo que no podías dejar pasar. Dijiste que por nada del  mundo ibas a perdértelo porque querías verme bailar. 

Ha pasado una semana desde que se estrenó. El show ha tenido muchas horarios en estos días pero no has mostrado nada de interés en el tema. Todos me felicitan al ver las fotos pero no he recibido tu felicitación aún. Desde el primer día había guardado tu entrada de cortesía. Tenía 2. Una de mi mamá y una tuya. Creo que he esperado lo suficiente así que la regalé. 

Al subir al escenario veo al público esperando verte en un asiento, pero es algo que aún no he logrado y dudo que lo haga. Muchos amigos y familiares han venido a verme. Ally me trajo flores y 2 o 3 amigos/as más en estos días.

 Me odio por esperar siempre lo mejor de ti. Dicen "No esperes demasiado de los demás o terminarás decepcionado". Creo que espero demasiado de ti y es así como termino. 

Pienso que somos seres tan distintos. Tenemos velocidades de vida diferentes. Usual mente vas por la vida con un estilo pasivo mientras yo siempre voy muy acelerada en todo lo que hago. Siento que voy a una velocidad de 1.25x y tú vas a 0.75x. Existe esa distancia entre nosotros y  es notable. No nos entendemos el uno al otro, por lo tanto, no nos hacemos bien. Me duele aceptarlo, pero es la verdad.

Quiero retroceder el tiempo, quiero volver al día en que conversaba con Josué y le conté de ti y lo bien que la pasabamos juntos. En ese momento aún no me gustabas, me parecías divertido y me gustaba hablar y bromear contigo. Josué me dijo que debía conocerte más y ver si las cosas funcionaban entre nosotros. No sé por qué lo escuché. Nunca debí tomar ese riesgo. Quiero volver y retroceder para salvar nuestra amistad. Sí hubiera retrocedido ahorita seguiríamos siendo buenos amigos y no habrían sentimientos negativos entre ambos.

Lamento estar aquí escribiéndote estas cartas que no sé si algún día leerás o solo llegarán un día a convertirse en reciclaje. Lamento que hasta este día no sepas muchas cosas acerca de mis sentimientos y todo lo que has estado ignorando que pasa entre nosotros dos. Lamento ver tus ojos almendrados que tanto me gustan y saber que nunca han derramado tantas lágrimas como los míos si lo han hecho por ti.

Una lágrima cae en la página y se corre un poco la tinta. Otra vez estoy llorando. Mi madre a veces pasa y me escuchar sollozar. A veces me pregunta si estoy bien, otras veces solo pasa de largo. Cuando me pregunta le digo que es porque estoy leyendo una historia triste o porque veo alguna noticia devastadora, pero no es cierto. Tú eres la razón.  

Te lo digo con toda sinceridad, ya no quiero llorar por ti, ya no más.