Spock no había salido de su habitación después de que había retirado de la cena, pasando allí también, el segundo día antes de la ceremonia. Cada vez que Jim tocaba su puerta para llevarle comida, no recibía respuesta y se llevaba el plato nuevamente a la cocina. Amanda se pasaba casi todo el tiempo sentada en una silla del balcón, mirando al desierto con su rostro totalmente inexpresivo.
Esto hizo sentir a Jim como si les hubiera fallado a los dos de alguna manera.
La casa nunca se había sentido tan silenciosa.
El tercer día, la puerta de Spock finalmente se abrió y Jim tuvo que morderse el labio para evitar que un sonido de sorpresa saliera de su boca. Spock llevaba un par de pantalones negros, una camisa del mismo color y una especie de bata que llegaba hasta sus muslos y se dejaba abierta en el frente, los cierres de plata tintineaban con cada movimiento.
Jim siempre supo que Spock era guapo, pero caray.
Spock lo observo, solo un segundo antes de desviar la mirada. Amanda se paró frente a Spock, cerrando suavemente el primer broche de la bata. "Prométeme que te comportas, ¿de acuerdo cariño?"
"Madre, soy Vulcano".
Ella río, pero el sonido fue un poco ahogado y roto. "Lo sé, cariño, lo sé".
Spock la besó en la frente y Jim se dio la vuelta ante la escena, el gesto dolorosamente tierno hizo que sus pulmones se contrajeran lastimosamente. Spock se alejó de Manda y se dirigió a la puerta sin mirar a Jim ni siquiera una vez.
Algo dentro de Jim gritaba silenciosamente para que Spock regresara, para que lo reconociera, para que al menos se despidiera de él apropiadamente. Cualquier cosa menos ese evidente rechazo a su presencia. En cambio, siguió mirando por la ventana, escuchando a Sarek bajar las escaleras y despedirse de su esposa. La boca de Jim parecía pegada, sus hombros temblaban ante ese sentimiento desgarrador que estaba en su interior y que ahora yacía en lo profundo de su alma, irreconocible y sin rostro, simplemente causando dolor.
Sus sentidos debieron haberse ido por un segundo porque sonido de la puerta cerrándose, lo hizo regresar en sí. Manda colocó su delgada mano sobre su espalda y en ese momento, notó que estaba temblando por todos lados. "¿Jim?"
"Estoy bien", dijo quitándole la mano. "Me voy a mi cuarto".
"James, cariño"
La miro y le dirigió una triste sonrisa. "Estoy bien, en serio, solo estoy cansado".
Ella no le creyó, pudo verlo claramente, pero ella simplemente asintió y se fue para el balcón sin interrogarlo.
Jim se tambalea mientras subía las escaleras pues cada paso parecía un desafío. Cuando finalmente llegó a su habitación, simplemente se dejó caer en la cama, acurrucándose en las millones de almohadas que había acumulado a lo largo de los años, abrazando solo a su favorita.
Se sentía vacío por dentro, como si alguien le hubiera arrancado un pedazo de su cuerpo y hubiera dejado que se pudriera justo delante de sus ojos. Sus dedos se sacudieron con la necesidad de moverse. Solo deseaba que su cuerpo permaneciera quieto, atrapando la ira impotente que sentía.
¿Había hecho algo mal?
¿Este era su castigo por todo lo que había arruinado en su vida?
Jadeo un poco molesto. Estaba empezando a sonar como la chica quejambrosa de Orión en ese estúpido programa de televisión que Amanda solía ver todas las noches.
Jim dejó escapar un gruñido, enterrando su cabeza en la almohada. Mierda, que patético era.
Spock era el que tenía que pasar por la peor parte, no él.
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En Tus Ojos (Spirk)
RomanceSpock y Jim se criaron juntos desde pequeños en el planeta Vulcano, desde que Jim fue rescatado de una nave traficante de esclavos. Ya de adultos, Spock comienza a tener síntomas del Pon Farr y debe vincularse con T'Pring lo mas pronto posible. ¿...