Kuroo
Kenma también le tocó como pareja para la clase de Historia. No terminaron el trabajo por estar tonteando "sobre lo mal que se veía la maestra con ese suéter".
Kuroo se dio cuenta que Kenma no hablaba mucho. Pero cuando lo hacía, podía decir las cosas más maravillosas del mundo.
Ahora mismo estaba yendo a su casa a terminar el trabajo que dejaron incompleto por burlarse de la maestra. "Kuroo, el trabajo no importa. Ese suéter merece todas mis críticas tanto como tú mereces escucharlas".
Rió ante el recuerdo.
Kenma le había dicho que vivía a dos casas del hogar de Bokuto, así que no tuvo pierde.
Visualizo dos casas, una rosa palo, y otra azul.
Tocó el timbre en la primera. Una chica rubia le abrió y lo miró fijamente, por mucho tiempo para el gusto del pelinegro.
- ¡Hola! Busco a Kenma, ¿ésta es su casa, no? - preguntó, con una sonrisa.
- ... - la chica no pudo decir nada, puesto que fue empujada y Kenma se dejó ver.
- ¡Lauren, te he dicho mil veces que no abras la puerta!
- ¿Por qué no, estúpido? - se escuchó la voz de la chica desde adentro.
- ¡Porque puedes ahuyentar a las visitas, adoptada! - contestó. Kuroo no pudo reprimir una risa ante aquella respuesta.
- Oh, Kuroo, eres tú, pasa. - dijo y se hizo a un lado. - Si sientes que algo se aferra a tu pierna, sólo ignóralo y se irá.
Kuroo frunció el ceño ante eso.
Y cuando se adentro a la casa, a los dos pasos, sintió algo tomar su pierna, como lo había dicho Kenma. Bajó su mirada y vio a una niña. Una niña aferrada a su pierna derecha sin intenciones de dejarle ir.
Kenma suspiró al ver la escena.
- Holly, pensé que ya habíamos hablado sobre esto... - mencionó Kenma, cansado. Al parecer, no era la primera vez que la pequeña lo hacía.
Y Kuroo quiso ayudar.
Se agachó y tomo a la niña entre sus brazos, cargándola. Está lo miró y el pelinegro le sonrió.
Holly empezó a llorar.
Kuroo rápidamente la dejó sobre el sofá, alejándose lentamente.
- Lo siento. - musitó apenado.
- No te preocupes. - contestó Kenma, sin prestarle mucha atención, parecía que buscaba algo con la mirada.
- Vale, Lauren está de adolescente caprichosa en su cuarto, Holly y Daisy están aquí, entonces falta...¡Johana! - exclamó.
Otra niña, un poco más grande, salió corriendo del baño, con el papel higiénico en la mano.
- Oh, ahí está. Bien, Kuroo ¿prefieres hacer el trabajo en mi cuarto o aquí? - cuestionó, señalando el panorama, donde dos de las pequeñas se peleaban por una muñeca.
- Tu cuarto suena bien.
Kenma asintió y lo guió hasta la habitación. En las escaleras, una duda asaltó al más alto.
- Kenma, ¿y tus padres?
- Mi padre fue a comprar cigarrillos hace como diez años y mamá trabaja por las tardes. Yo me quedo cuidado a mis hermanas por las tardes. - contestó con naturalidad, abriéndole la puerta de su cuarto al pelinegro.
Lo primero que vio Kuroo, fue la excesiva cantidad de peluches que Kenma tenía sobre su cama. Había osos, gatos, perros, conejos e inclusive, el pelinegro podía jurar que veía un unicornio escondido por ahí.
- Que lindos, ¿son de tus hermanas?
Kenma lo miró.
- Son míos, idiota.
Y se dedicaron a hacer el trabajo.
Kenma
Para su sorpresa, terminaron antes de lo previsto.
- Entonces... - empezó Kuroo, con la intención de iniciar una conversación fuera del tema del proyecto, pero se vio interrumpido por el sonido de una alarma.
"¡Ya son las cinco!" Pensó Kenma, con una sonrisa. Se levantó de su asiento, rebuscó algo en los cajones del escritorio hasta que lo encontró; una pelota de plástico, algo pesada. El pelinegro lo miraba expectante. Kenma sólo se dedicó a golpear la pared izquierda de su habitación con aquel objeto.
Kuroo alzó una ceja.
- ¿Qué haces?
- Golpeo la pared con una pelota, duh.
- Me refiero a el por qué lo haces.
- Lauren, siempre duerme a ésta hora. Me gusta molestarla. - explicó. - Ahora, ¿podrías hacerme una cuenta regresiva desde cinco?
Kuroo asintió.
- Cinco, cuatro, tres, dos...uno.
- ¡Kenma, pedazo de idiota! ¡Basta! - se escuchó el grito de la chica desde la otra habitación.
- ¡No quiero! - contestó de igual manera, sólo que riendo. El pelinegro sonrió.
- ¿No te llevas bien con ella?
- Nunca he tenido una buena relación con Lauren, y todo empeoró cuando entró a séptimo grado.
- ¿Por qué? - volvió a cuestionar Kuroo.
- Trajo a su primer novio a la casa, y estaba muy emocionada. Yo estaba en la sala, cuidando a Holly y Daisy. Todavía no sé si el tipo estaba confundido o si simplemente era gay y salió con Lauren porque parecía hombre, pero el punto es que, ella en un momento se distrajo y el chico comenzó a coquetear... conmigo. Fue algo traumático porque el chico ni siquiera era lindo. Fue incómodo, pero eso no evito que Lauren se enfadara conmigo de por vida. - contó, aún golpeando la pared con la pelota.
Kuroo lo único que pudo hacer fue reírse.
Mucho.
- Oye, no te rías que a tu hijo le podría pasar una situación igual.
-Kenma, eres la primera persona a la que conozco que hace que el novio de su hermana coqueteé con él. - soltó entre risas.
- ¿Qué te puedo decir? Soy irresistible. ¿Me has visto con mi camiseta de gatitos? Hombre, las mujeres me envidian.
Kuroo sólo volvió a reír.
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Bittersweet - KuroKen
Fanfiction-Ellos pudieron ser el típico cliché del chico malo que se enamora del chico tierno...hasta cierto punto. {Historia adaptada, todos los derechos a su autora original}