Capítulo 1

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Una sensación de cosquilleo me saca de mis sueños, algo sobre mi vientre lo provoca, trato de quitarlo con mis manos pero me topo con una cabellera, abro lo ojos para encontrarme los ojos claro de Keylan, la luz de la mañana los hacer ver más verdosos con toquecitos amarillos, lo que provoca el cosquilleo son su labios sobre mi nulo vientre, porque apenas y se ve algo. Dice algo a la criatura dentro de mí y sube sonriéndome, une sus labios a los míos en un casto beso.

—Buen día hermosa ¿Dormiste bien? —sus labios pasan a mi oreja provocando cosquillas.

—Buen día a ti también, no tengo quejas sobre mi noche ¿y tú? —niega dando otra beso en mis labios.

—Son las siete, que te parece si te duchas mientras preparo el desayuno, ¿algo que quieras en específico?

—Huevos.

—Bien, date prisa o entro a la bañera contigo. —dije juguetón haciendo referencia a esa vez.

—No —me levanto deprisa provocando un fuerte mareo. Pensaba que esas cosas ya habían terminado pero al parecer me equivoque, Morgan me toma de la cintura y se sienta conmigo en el borde de la cama.

— ¿Nauseas? —digo que no con el dedo — ¿Quieres acostarte un momento? —vuelvo a negar. — ¿Te doy un minuto?

Me pongo de pie sintiendo el mareo más leve, él no me suelta y admito que me encanta su atención.

—Si no preguntaras tanto serias mejor persona —camino al baño entrando directo a la ducha, anoto eso como una de las ventanas de dormir desnuda.

Los siguientes días pasan de forma similar, Nael me lleva al trabajo, Demeter sale a almorzar conmigo si no tiene ningún pendiente, Keylan va a buscarme para llevarme a casa, cenamos todos juntos y aunque me acueste sola amanezco con Keylan besando mi vientre. El problema es que cuando desperté hoy note un cambio significativo al mirarme en el espejo y es que se me nota. Una pequeña pero notable panza de embarazada, haciéndolo real, busco en mi closet que ponerme que pueda disimularla, no me mal interpreten puede que otra persona ni siquiera la note pero en verdad deseo mantener esto para mí un poquito más, hasta que las Beaudoin lo sepan al menos.

Tomo unas mayas negras, un vestido de igual color holgado y aunque hace calor uso un blazer rojo que convino con mis zapatos, me hago una cola. Bajo a la cocina encontrándome con Sam.

—Buenos días guapa, ¿cómo está mi sobrino? —pregunta mientras toma su café.

—Buen día, creciendo supongo, ¿no vas a trabajar?

—No, estoy libre este fin de semana, cambie unos días por lo que tengo cinco días libres para ir a casa, hace tiempo no voy, por todo y eso. —dice como disculpándose.

—Oh eso es increíble Sam, disfruta mucho estos días y dile a tu madre que extraño su pudin de pan. —digo mientras abro el refrigerador y observando que esta algo vacío, voy a la despensa y apenas queda una galleta. La tomo y me sirvo un vaso de leche.

—Aysel debes desayunar mejor, eso no aporta nutrientes —me reprocha.

—Lo sé, desayuno en el trabajo —trago —pero si me voy sin comer nada me matan las náuseas y debo tomarme prenatales ahora, Jane lleva desayuno para las dos.

—Bien, los chicos se fueron temprano, algo que ver con un trabajo especial, Demeter se fue segundos antes de que salieras quejándose sobre un cliente quisquilloso, puedes tomar mi auto si quieres, Karlos me va en el suyo al aeropuerto.

—Oh, bueno, gracias. —digo tomando sus llaves —Y Samara...

— ¿Si?

—Es un buen chico, no lo dejes escapar —le guiño el ojo y salgo de casa escuchando su risa a mi espalda.

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