Capítulo 9

6 2 0
                                    


Al entrar una recepcionista pide mi apellido y de inmediato nos guía la mesa avisando que ellos acababan de llegar. Nos acercamos a la mesa y la elegante rubia sonríe como un niño en Disney, el señor a su lado es muy guapo e imponente, su elegancia y porte son aterradores. Habíamos hablado por teléfono varias veces, pero tenerlo de frente era impresionante. Exudaba poder.

— Buenas tardes Casandra, señor Lachapel. — extiendo la mano a ambos pero Casandra me da un efusivo abrazo.

— Estas hermosa Aysel querida. El embarazo te sienta muy bien y ya se te nota. — dice con dulzura, su esposo sonríe al verla tan entusiasmada.

— Un placer conocerla finalmente Aysel, mi esposa habla maravillas de usted. — dice con esa voz firme. Este hombre me pone nerviosa. Sus ojos se dirigen a Dajani y le extiende la mano. — Usted debe ser Dajani, un placer conocerla. Maximiliano Lachapel para servirle.

— Un gusto señor y señora Lachapel. — dice esta con educación, el señor Lachapel nos invita a acomodarnos y rápidamente el camarero viene a ofrecernos que tomar. Yo elijo un jugo de manzana y pido una copa de champan para tres. Dajani pide una copa de vino ya que los señores están tomando lo mismo.

— Bien Dajani, el señor Lachapel es oficialmente el abogado de la empresa, así como mi abogado personal. Esta reunión es pura formalidad. — miro a Maximiliano y este le extiende un papel y un bolígrafo a Dajani. Ella me mira sin entender. — esa es tu carta de despido. — digo seria.

Veo como su rostro se descompone, sin entender.

— Eres mi mano derecha, una de las personas en quien más confío y tienes más potencial del que muestras, por lo que no quiero tenerte atada como una simple empleada cuando puedes expandir tus alas mucho más. Yo debería ser tu empleada y no al revés, tienes potencial para llegar muy lejos y es mi obligación ayudarte con eso.

— ¿Y crees que despidiéndome me ayudas? — puedo notar el dolor en sus palabras, se siente herida. Bien quiero esas emociones. — Aysel si acepte este trabajo es porque necesito la oportunidad para seguir con mis estudios, pero tú eres la jefa, entiendo tu decisión aunque no la comparto. Porque si soy tan buena como dices no le veo razón a esto que haces. — está muy dolida conmigo, y veo sus ojos cristalizarse. Tomo su mano sobre la mesa.

— No puedo tener a mi socia como empleada. — mueve la cabeza sin entender, Maximiliano le extiende entonces una carpeta púrpura. Ella lo abre y al leer el titulo me mira con los ojos como platos, temo que su mandíbula en cualquier momento se desencaje. — Te estoy cediendo el cincuenta por ciento de las acciones de Mega Genios, solo debes firmar y serás mi socia y dueña. Esta empresa no sería lo que es sin ti, y me has demostrado con hechos que eres capaz de llegar muy lejos.

— Aysel, yo no... no puedo aceptar esto. Es demasiado. — dice sin borrar su cara de asombro.

— No creas que lo hago por ti ¡eh! — Le sonrió — necesito ayuda y eres una mente maestra, estoy segura de que contigo de a mano podremos obtener más ganancias y fama.

— Esta es una oportunidad única Dajani, si lees el contrato vera que todo va por lo legal, tu nombre saldrá en todo el papeleo y podrás tomar decisiones para el bien de la empresa sin ataduras. Aysel estipulo que la sociedad durara cinco años, tiempo prudente para que puedas decidir si quieres renovar el contrato. — le dice Maximiliano con mucha seguridad. — además de un considerable aumento del sueldo cabe destacar.

— Sin mencionar que automáticamente mi esposo pasa a ser tu abogado. — asegura Casandra como si esto fuese lo mejor de la oferta. Dajani me mira y la sonrisa en su rostro es un reflejo de la mía.

Detrás de miDonde viven las historias. Descúbrelo ahora