Capítulo 3

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Una sensación molesta me despierta. Miro el reloj de mesa 2:48am. Trato de dormirme pero mi estómago se niega, así que después de luchar por quince minutos bajo a la cocina.

Pienso en tomarme solo un vaso de leche, pero siento un hambre voraz. Tomo dos lonjas de pan, un poco de queso crema y la mermelada de piña. Saco la leche y la pongo en una taza con un chorrito de miel. La meto al microondas junto con el pan y recojo todo lo que usé. Cierro los ojos mientras espero a que mi... ¿merienda nocturna? Se caliente. Casi vuelvo a dormirme cuando suena el microondas. Saco mi comida y empiezo a devorarla de pie frente al refrigerador, cuando siento su mirada sobre mí. Giro la cabeza y me encuentro con Keylan inclinado en la pared, un pie sobre el otro y sus brazos enormes cruzados.

— ¿Quieres?

Él se acerca despacio, me acorrala contra la encimera y da una mordida a mi pan.

— Una combinación algo extraña, pero sabe muy bien debo admitir. — su voz grave, hablando bajito cerca de mi oído. Entre mordidas terminamos el sándwich, luego tomo un sorbo de leche y él toma otro. Luego acerca su boca a la mía y lo beso sin pensármelo mucho, me he vuelto adicta a sus labios. Entonces el líquido dulce y caliente inunda mi boca, sorprendida trago mientras el sigue besándome.

— No es una indirecta — susurra mordiendo mis labios y quitando la taza de mi mano mientras me acerca más a él, profundizando el beso. Cuando se da por satisfecho deja mis labios con una sonrisa en los suyos.

— Vamos, debes dormir. — dice tomándome de la mano y guiándome escaleras arriba. Entramos a mi habitación y Keylan se acuesta llevándome con él, envuelve su brazo sobre mi vientre y me da un beso en la frente.

Cuando despierto Keylan no está a mi lado. Miro mi reloj 6:40am decido levantarme para ir al trabajo y verificar que todo va en orden.

Me doy un baño largo, lavando mi cabello y desenredando y definiéndolos. Exfolio mi cuerpo y cuando me siento limpia salgo de la ducha. Tomo un esmalte negro y pintos mis uñas de manos y pies en un rojo vino que me hace sentir poderosa. Voy al closet y elijo un body negro, pienso seriamente en si debo dejármelo puesto o no, ya que me recoge bastante y no quisiera presionar mi vientre. Pero después de pensarlo un poco creo que estaré bien, hoy necesito sentirme hermosa, sensual y poderosa. Saco todo mi maquillaje y lo primero que hago es elegir un pintalabios rojo pimienta. Hago un delineado corto en mis ojos y pongo bastante rímel. Decido darle un toque más a mis ojos, tomo un poco de sombra melocotón, un poco marrón para dar profundidad y listo.

Elijo unos zapatos negros de tacón ancho que se atan en el tobillo. Aunque no me lo crean solo tengo cuatro pares de zapatos con tacón y dos me los regalo Demeter. Me detengo frente al espejo.

Me gusta lo que veo, giro sobre mis pies pensando que a Keylan seguramente le daría un infarto al verme. Vuelvo al closet. ¿Y ahora qué? ¿Pantalón, vestido o falda?

Oh... ¡ya se! Samara me regalo un hermoso vestido en navidad.

Lo busco. Es negro con cremallera frontal dejando un pequeño escote en la pierna, escote redondo y con las mangas largas. Sencillo pero perfecto. Tomo mis pendientes de media luna, un bolso negro. Me miro al espejo. Mis libras de más se acomodan con el body, haciéndome una silueta que no está nada mal. Mi pequeño vientre apenas se nota. Acomodo mi pelo y elijo el perfume Chance Chanel que Nael me regalo con su primer sueldo de empresario.

Tomo aire y salgo de mi habitación taconeando. Bajo las escaleras despacio y me enternezco con la imagen que encuentro en la cocina. Mi hermano tiene a Dem acorralada contra el refrigerador mientras da besitos en su rostro, ella está encantada abrazada a él. Yo lo estaría.

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