❝ ¿Lo has notado, Yoongi? Eres la única persona a la que Jimin muestra su espalda. Así de mucho confía en ti ❞
☽ 13 episodios (cortitos? largos? Who knows).
☽ No acepto adaptaciones, pero gracias por el interés uwu
☽ Resto de las advertencias en la...
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—Soy el jefe del comando 51-A de Legado. Mejor conocido como su Supremo, maricas de mierda. Desde hoy, mi trabajo es que terminen colgados en sus dormitorios o sean los mejores protectores del rey.
Yoongi hizo lo posible por no esbozar una mueca, tomando en cuenta al par de desconocidos de su misma edad que bromeaban al final de la otra columna. Distraído, Yoongi echó un vistazo a las demás filas por poco incontables de pre-adolescentes, adolescentes y adultos ya rellenos de músculos en el brillante salón.
Esos últimos eran los que parecían más aterradores, como si hubieran visto y vivido de todo. Con suerte se tenía entendido que respiraban.
—La mayoría se está tomando el papel más en serio de lo habitual —le explicó la muchacha frente a él, mirando a los mismos sujetos-bestia a los que él les había puesto el ojo—. Mi hermano mayor está en esa unidad. Dijo que todos estarían más serios por la presencia de la familia real.
—¿Entonces no están traumatizados por sus acciones y vida militar?
La chica se detuvo y giró un poco para mirarle. Aunque no se rio, la muchacha se vio reprimiendo una sonrisa.
—Soy Moonbyul —se presentó con diversión, sin quitar las manos de sus costados.
—Yoongi.
—Si han llegado hasta aquí, al menos espero que sobrevivan la semana —El Supremo continuó diciéndoles, avanzando desde el frente de la fila hasta el final. El anciano hablando en el escenario no parecía ser de suficiente importancia como para que ninguno de los Supremos esperara a final del discurso para presentarse—. De lo contrario, ni siquiera me daré la molestia de hablar con sus tutores legales. Por lo demás, no se rompan nada el primer mes. Es de mal augurio.
Si era honesto, la bienvenida personal del Supremo le causó algo de ternura. Nunca antes recibió nada similar. Definitivamente era algo que recordar.
—Su nombre es Israel —susurró Hobi de detrás suyo, vestido con el mismo uniforme negro que los recién llegados llevaban, pero de alguna manera todavía luciendo más desaliñado que el resto.
Yoongi se sentía estúpido vestido así, pero bueno, así eran las cosas. Al menos ahora tenía ropa nueva.
—Dicen que el tipo que nos dio a todos una paliza es su hijo.
Ahora sí ya más interesado, Yoongi alzó las cejas y giró un poco la cabeza, mirándolo. Hoseok asintió con ganas.
—¿De dónde lo escuchaste?
En el escenario, bajo la luz del día nublado que entraba por los ventanales, una mujer se acercaba a la tarima con unos papeles en mano. De reojo vio un par de naves cruzar por las largas ventanas, perdiéndose en el cielo blanquecino. Desde donde estaban no podía ver nada más que las nubes, las construcciones lejanas de la capital y las montañas.
