PELIGRO

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Me encontraba en uno de los patios de afuera recogiendo hojas, como parte del castigo del señor Williams.

- ¿entonces algún otro aposatador? - escucho la voz de mauro hablándole a uno de los chicos que venía con el

- si - responde la rubia del otro día - aumenta tus apuestas - y este rie ante el comentario de la chica.

Yo solo logro enfocar mi vista en alguien, el chico de la biblioteca, el cual pasa rápidamente a mi lado, de repente vuelvo a tener esa sensación de como el tiempo se detiene.

Cuando volteo hacia arriba logró ver una estatua enorme, la cual parece ser un tipo "ángel guardián", al prestar más atención logro ver como esta se empieza a tambalear, yo solo me quedo inmóvil en mi sitio.

Un rayo de luz logra darle a la estatua la cual se desprende de la estructura y empieza a caer, llendo directo a mi.

En un abrir y cerrar de ojos, el chico de la biblioteca me toma de los hombros y caemos juntos al piso, lejos de aquella estatua.

De pronto regresan a mi esas alucinaciones, pero ahora es diferente, logró vernos a él y a mí bailando, yo subiendo a una especie de carroaje en invierno.

Vuelvo a la realidad cuando escucho el estruendoso ruido de la estatua en el piso.

Ahora me doy cuenta que el está sobre mi, tomándome de un costado de la cabeza y abrazándome por la espalda con la otra, ahí están otra vez esos lindos ojos cafés y esos rizos muy cerca de mi, sin embargo, su mirada refleja ¿tristeza?

El se levanta con rapideza y se va, perdiéndose de a poco en la niebla.

Dejándome como un idiota confundido por mis sentimientos.

- joaco ¿estas bien? - yo sigo aturdido y no puedo articular ninguna repuesta coherente.

- ¿que paso aquí? - escucho la voz del señor Williams - ¿hay alguien herido?


Al enterarce del incidente mi madre me marco de inmediato, llevo diciendole lo mismo desde hace tres minutos.

- ¿estas seguro?

- si, mamá lo juro estoy bien - vuelvo a decirle por onceava vez desde que empezamos la llamada.

- ¿como es la comida? - super asquerosa pienso, pero claro que no se lo Hiba a decir

- es buena supongo

- ¿quieres que te lleve algo?

- ¿cualquier cosa?

- Claro, lo que tu quieras mi niño

-tu panque de naranja con canela, crema batida y platano estaría bien - realmente extraño ese sabroso olor a naranja y platano

- oyeee - dicen tocando agresivamente las puestas de vidrio del cuarto de llamadas - ¿porque tardas tanto?

- un segundo - logró decirle al chico - mamá, ¿mamá? - no escucho nada solo a la horrible contestadora «tiempo asignado completo»


- ¡No puedo creer que tenga que esperar una semana para hablar con ellos! sabes, ni siquiera pude decir adiós - dije enojado hacia azul.

- puedes usar mi teléfono el martes, si quieres - me dijo alegre

- no, como crees

- de verdad, he estado aquí seis años - voltea verme - todos los que conozco están aquí y todos los que me importan están en este cuarto - me dice dedicandome una sonrisa

- ¿y tu familia? - ella solo alza los hombros como repuesta - había estado pensando en preguntar -

- ¿cómo terminé aquí?

- no Tienes que decirme si no quieres

- bueno, después de que mis padres se separaron ningúno de los dos quería quedarce conmigo, entonces decidieron que el internado era lo mejor para mi, cuando mi madre vio el folleto de muestra, fue que la búsqueda terminó, me inscribí y aquí estoy - soltó con una risa nostálgica

- entonces - hable tratando de romper el silencio incómodo - no eres una cliptomana, maníaca, depresiva o anorexica -

- nop - responde con una risa - mi diagnostico es mucho peor y me temo... intratable - la miro - tengo PTD -

- ¿PTD?

- Padres Totalmente Desinteresados - me explica y yo rio por lo bajo - si, mis padres apestan

- pero tiene piscina - digo con gracia

- pero tiene piscina - repite lo mismo que yo conciderando ese punto, y volvemos a reír.


Diego


Ya había amanecido, me encontraba en la ventana, observando a todos ir de aquí para allá, hacerlo ya es una costumbre para mi. Hoy era un día nublado y en particular lo prefiero así.

Estoy tan sumido en mis pensamientos que ni siquiera noto cuando Renata se sienta a un lado mio.

- debes estar bromeando - parece enojada, la verdad no me importa.

A mi solo me importa una sola cosa... Joaquín.

- no me digas, ¿dieguito enamorado? - pregunta burlona .

La vuelvo a ignorar, manteniendo mi vista en la ventana, no estoy de ánimos como para pelear y mucho menos con ella.

- mmm, eso podría hacer las cosas difíciles para ti cariño - dice enojada - solo no olvides para quien trabajas.


Joaquín


Ya ha acabado la estresante clase de matemáticas. Las odio

Oh, y ya descubrí cuál es el nombre del rizado, y me urge hablar con el, noto que esta apuntó de irse así que lo llamo.

- ¡Emilio! - al escuchar mi voz el voltea hacía mi - no pude parte las gracias ayer

- no es necesario - dice con un semblante completamente serio, y comienza a caminar dispuesto a irse, pero yo lo sigo y continúo hablando

- bueno, de todos modos gracias, ahy una cosa que estoy un poco avergonzado de preguntarte... - pero antes de terminar, este me interrumpe

- entonces no - me dice de forma seca y fría, noto como la chica rubia lo está esperando, pero necesito saber algo, entonces sin mas rodeos le pregunto.

- pues bien ya lo dije así que voy a preguntar - digo firme - me pareces muy familiar ¿te conozco de algún lado? - le digo de lo más sincero

- No - dice aparentemente seguro - te recordaría

- pero no dejó de pensar... - y nuevamente vuelvo a ser interrumpido por el.

- debo irme de acuerdo, te veré después - me dice y se va

¿Porque no me sorprende?

Veo como se aleja para irse con la rubia que lo resibe con una dulce sonrisa, luego de eso yo tomo rumbo a otro sitio.

¿Porque me afecta tanto?

¡Qué me pasa!


FALLEDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora