tres

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Ya no llovía, pero el pasto aún seguía húmedo. El río había crecido y el sol apenas se hacía visible. Pero ya no llovía.


Yoongi arrojó su cigarro al suelo y aplastó las cenizas que aún le quedaban con la suela de su zapatilla. Sus ojos captaron a Jungkook, que estaba con los ojos cerrados y movía sus manos sobre el aire, como si tuviera un piano frente a él.

Y sonrió. No fue una sonrisa burlona.

Sonrió satisfecho, orgulloso de notar lo mucho que Jungkook sentía la música.
Fue una sonrisa audible para Jungkook.
Una sonrisa que también lo hizo sonreír a él.


Porque Yoongi jamás sonreía, no frente a Jungkook.

Y por eso ya no llovía.

evangelion : yoonkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora