Capítulo 36

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Tobías POV
Esta mañana... Bueno, mejor dicho ayer por la noche no pude pegar ojo. Estuve dando vueltas y dándole vueltas en la cama a que hoy -ahora sí.- iba a cometer un crimen.
Ni siquiera me planteé el abortar la misión, dentro de mi cabeza solo habitaba una infalible venganza calculada al milímetro. Me pasé horas y horas  mirando aquellos desgarradores y vergonzosos vídeos que aun guardo en el movil que Flyn (El maltratador) me había regalado hace tanto tiempo.
Ahora sí que sí.
Esta mañana Álvaro me había bendecido con un par de collejas en la nuca, se había sentado en su mugriento (aun que cómodo) sofá y servido un Whisky añejo para desayunar. Al lo que se negó en redondo compartir.
Me armé nunca mejor dicho con dos pistolas idénticas, me decidí por una Glock silenciosa. Unos cuchillos destripadores con la hoja a raudales para que se encarnara la piel en éstos, bombas gaseos del tamaño de un huevo, unas cuerdas de poliéster y un pasamontañas. Esto último no lo utilizaré, quiero que me vean la cara cuando cogan su último aliento.

- ¿Me vas a vaciar la tienda o qué?. -preguntó con el palillo entre los dientes.

- Anda ten y cállate. -le lancé un fajp de billetes al sofá.- Y gracias por todo, viejo.

- ¡Viejo le vas a llamar a tu puto padre!. -gritó para que le escuchara desde donde estaba sentado.

- Un dia te vas a quedar pegado en el sofá y no podrás levantarte.

- A mi no me eches ningún malfario. -dijo volviéndose para mirarme.

- Nosotros ya estamos malditos.

Y como tenía razón no añadió nada más.

Al medio dia visité todas las nuevas direcciones de los violadores. Dónde vivían, dónde trabajaban, qué lugares frecuentaban e incluso si tenían hijos.
Decidí que empezaría con el primero, por orden, uno por uno. Así pues me dispuse a seguirle.

                             x x x

Si alguien me ha llamado durante estos dias, mi respuesta ha sido la misma. Ninguna. (Los Price deben de estar como locos).
No he sabido nada de Liana en toda la semana y lo último que puedo hacer es rezar para que no haya vuelto a ese club. Es una buena chica y puede tener todo lo que quiera. ¿Porqué le habrá dado por hacer estupideces?

La calle Jonás XII podría llamarse la calle de las callejulas de tantas que hay. Aquí podría darte un ataque al corazón y la ambulancia tardaría horas en llegar. Es un barrio rebuscado y apartado de la ciudad de Chicago, nada que ver con la ciudad de las luces que se esconde en la zona céntrica.
Los puestos de comida, bares y tiendas opacan todo el barrio y escasean las casas. Las aceras están mugrientas y llenas de vagabundos por eso la gente suele quedarse en sus casas o no sale por aqui un viernes.
No obstante si eres de barrios bajos y pasas por aquí, te puedes divertir y colocar con poco dinero.

Sentado en Playboy con el motor y las luces apagadas, estacionado en una calle poco transitada miro que Adrien (la primera víctima) no haya salido del antro "Stones".
Termino de colocarme los cuchillos destripadores en un cinturón que rodea mis costillas por debajo de la camiseta. Están fríos y se clavan en mi piel.
Sin apartar la vista de la entrada del Stones me coloco por último los guantes negros.
Hago un respaso mental de la Glock que tengo guardada en el bolsillo de dentro de la chaqueta en la parte superior del pecho y las bombas en los bolsillos de mano.
No ceso de mirar la otra Glock que tengo en la mano, ni siquiera me creo que todo esto esté pasando. Pero está pasando.
Con los auriculares conectados guardo el teléfono que Flyn me dió reposando el arma entre mis piernas.
Me pongo un auricular y espero que a salga.

Esto es algo personal, ni siquiera soy capaz de pensar en mi madre y me doy cuenta de que ésto precisamente no tiene nada que ver con saldar niguna deuda con ella. De todos modos me importa una mierda si no le gusta el camino que he escogido.

MÁS QUE UN HERMANASTRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora