Naciste como un héroe ¿Por qué tratas de convertirte en un esclavo?
— RM; Do You
Tal vez, en ese momento, de haberlo intentando, podría haber conseguido que Xiao me mirara. Estaba desolada, triste y se sentía abandonada. Mía la desecho como hizo con todas sus parejas y aunque yo sabía que tarde o temprano algo como eso sucedería, decidí que debía dejar las cosas fluir. Muchas veces me dije que cuando el momento llegara, yo estaría para Xiao y la tomaría. Pero justo en ese momento, cuando la oportunidad tocó mi puerta, dije no y en su lugar decidí dejarla llorar.
No supe cómo, pero logré que entrara en mi casa sin ser vista por mis padres o mis hermanos. Estaba mojada de pies a cabeza y se resfriaría si continuaba de esa manera. Sin embargo, no logré que hablará del tema, no quise ni forzarla a hacerlo. Le preste un pijama y salí de la habitación para que se cambiara.
Baje de prisa y encendí la tetera. Abrí la alacena para buscar una taza y desistí cuando me di cuenta que estaba demasiado nerviosa como para continuar. Me recargue en el lavabo para pensar un poco mejor las cosas. Tal vez Xiao pasaría la noche conmigo, no, estaba segura que eso sucedería. Trague saliva, estaba impaciente, nerviosa; quería pero no quería. Estaba lista y a la vez no lo estaba. Ni siquiera recordaba que ropa interior llevaba puesta. En seguida me reprimí por pensar de esa forma, Xiao estaba demasiado deprimida como para prestarme atención.
Mi padre entró en la cocina y me empujo para buscar una taza. Me miró expectante, tal vez desconcertado al verme tan pérdida en mis pensamientos. Le sonreí y tomé una taza, el agua comenzó a hervir y tan pronto como lo hizo, la apague.
— ¿Quieres un poco? — le pregunté, tomé su taza y la llene. El humo caliente caló mi mano, pero ni siquiera dolió.
Mi padre sacó el café y el azúcar de otra pequeña puerta para prepararse su bebida. Supe que deseaba preguntarme algo. Preparé el café de Xiao dispuesta a salir del sitio, su compañía me ponía nerviosa y no deseaba hablar de nada que no estuviera lista para enfrentar.
Sin embargo, mi padre fue más rápido.
— Alemán salió de casa muy molesto ¿Pasó algo? — preguntó de pronto.
Asentí.
— Discutimos, pero no es importante... supongo — dije sin saberme convencida. Sabía que Alemán tenía muchas cosas por decirme y por supuesto, yo también deseaba decirle otras tantas.
— Bien... ¿Quién tocó la puerta?
Tensé los músculos cuando lo escuche preguntar. Suspiré no quedaba más que decir la verdad aunque fuera a medias.
— Xiao...
— ¿De nuevo ella? ¿Qué quería?
— Bueno, sólo vino a ver como estaba, pero Alemán se molestó porque no le prestaba atención y se fue haciendo un berrinche. Xiao se fue en seguida... — sentí la taza caliente y la rodee con mis manos. La tomé del asa y camine a la puerta de la cocina. —... papá, me voy a dormir.
— Alba, no te vayas.
— No quiero hablar de esto, no ahora.
Mi padre detestaba que lo dejará con la palabra en la boca. Sabía que al día siguiente me dejaría una nota sobre la mesa pidiendo una junta a solas. Ya podía oler el sermón.
Subí las escaleras y abrí la puerta. Xiao llevaba mi pijama puesta y la toalla sobre su cabello húmedo. Había encendido el televisor y justo en ese momento buscaba una película.
— ¿Ya te sientes mejor? — le pregunté.
Asintió.
— ¿Puedo pasar la noche contigo? — me sonrió, aún tenía la nariz roja y los ojos hinchados.
— Claro ¿por qué no?
Después de elegir la película, Xiao se acurrucó en la cama con la taza en las manos. Salí de la habitación con otro pijama y entre en la de mis hermanos para cambiarme ahí. Yoyo y Meli extrañamente, ya estaban dormidos. Que suerte.
Al volver, me recosté al lado de Xiao, ella se adentró en la cobijas y ocultó su rostro entre las almohadas. Pensé que tal vez querría hablar de lo sucedido, pero no lo hizo. Se durmió sin terminar de ver la película. Por supuesto, yo no logré hacerlo.
(****)
Al día siguiente, me levanté cuando mi alarma sonó. Tenía que ir a la escuela y enfrentarme a la vida. De pronto desee ser un gato doméstico, gordo y mimado para poder evadir mis responsabilidades. Me restregué el rostro consiente de la falta de sueño y sentí la mano suave de Xiao sobre mi cintura. Sonreí y me removí con cuidado de no despertarla.
Tenía que tomar una ducha helada para despertar, también tenía que ingerir una cantidad absurda de azúcar, pero tampoco quería morir, así tuve que conformarme con el agua helada. Me bañe y me cambie en el baño. Miré mi reflejo, ojeroso y acabado. Ese día necesitaba el maquillaje más que respirar.
Subí a mi habitación y me encontré con Xiao tendiendo mi cama. Me acerque a prisa para ayudarla, pero esta se negó enseguida.
— Apresúrate, llegarás tarde y yo también lo haré — Xiao iba en otra universidad, muy lejos a la mía, pero sabía que podíamos tomar parte del camino juntas.
Asentí sin insistir y corrí al cajón de los cosméticos para ayudarme un poco. Aunque al final decidí que brillaba más que el sol y solamente saque unos lentes transparentes para disimularlas un poco.
Ella corrió a su casa sin desayunar porque quedamos de ir juntas al metro. Por alguna razón presentí que Mía me buscaría ese día y salí escondida rezando por no encontrarla. Logré triunfar y sin peligro llegue hasta la casa de Xiao a salvo.
— ¿Tendrás problemas con Alemán por mi culpa? — me preguntó de repente.
Íbamos de pie en el vagón, una al lado de la otra. Negué aunque sabía que en efecto, ese día sería difícil.
— Sabe entender, sólo que a veces le cuesta trabajo. En la madrugada me envió un mensaje para disculparse — mentí.
Xiao me sonrió.
— Sí necesitas que le explique, lo haré — me dijo.
— Ni siquiera a mí me has explicado...
— Pero sabes la razón, Mía y yo terminamos... eso no es todo, hay más. Luego te cuento.
La parada de Xiao era la próxima estación. Xiao se despidió de mí y lucho contra la gente para llegar hasta el frente. Me sonrió antes de bajar dejando a medias el chisme.
(****)
Por suerte, ese día llegue a tiempo a la escuela, por desgracia, esa clase la tomaba junto a Alemán y a Diego. Sería juzgada dos veces el mismo día. Me senté al lado de Diego y este me sonrió en cuanto me vio, Alemán estaba atrás, ni siquiera me miró.
— Ale fue a mi casa ayer y me dijo que habían peleado porque lo cambiaste por Xiao — Diego se acercó a mí y después se giró para observar a Alemán —. Le dije que Xiao era mujer, creí que ayudaría, pero se enojó más.
— Es absurdo, es sólo una amiga — replique y bufé.
Diego me sonrió taimado.
— ¿Segura?
— ¿Qué dices?
— Alba, no somos tontos, sé cosas, demasiadas... así que deja de jugar conmigo. Y con Alemán.
![](https://img.wattpad.com/cover/104169244-288-k586900.jpg)
ESTÁS LEYENDO
¿Él es una chica? |LGBT+|
Teen FictionDesde ese día, pasaba cada mañana intentando encontrármelo de nuevo, ya no salía de casa sin arreglarme y cuando lo veía no me atrevía a hablarle. Xiao chen se volvió de repente mi amor platónico y un dulce secreto que no me duro demasiado. ¿A que...