Pero todo lo que sé, es que ella te dejo.
Y juras que simplemente no sabes por qué.
Pero sabes, cariño, yo siempre.
Yo siempre estaré cerca sí alguna vez me necesitas.
— Janis Joplin; Cry Baby.
Dos días después, decidí volver a la escuela y enfrentar la realidad. Le envíe un mensaje a mi padre hablándole sobre mis sentimientos y aun no obtenía respuesta. Tenía miedo y estaba nerviosa. Ninguno de mis amigos — a excepción de Diego — me envió ningún mensaje. Xiao pasaba demasiado tiempo conmigo y aunque tenerla cerca me alegraba, sabía que no podía dejar las cosas pendientes. Nada realmente avanzaría hasta que consiguiera hablar con Ale.
Me levanté para ir a clases y llame a Mía porque sabía que teníamos una conversación pendiente.
Llegue al salón de clases, me senté al lado de Diego y enfrente de Naomi. Alemán no compartía esa clase conmigo y en ese momento agradecí a los cielos porque así fuera. No estaba preparada para enfrentarlo porque no sabía cómo hacerlo. Sin embargo, di la relación por perdida, supe que habíamos terminado incluso cuando ninguno de los dos lo menciono jamás.
Diego me miró y después suspiró. Tomó mi mano y me sacó del salón de clases sin explicación alguna.
— Nos saltaremos esta clase — me dijo sin mirarme. Pero sabía que mentía, Diego jamás se saltaba una clase.
Desconcertada, lo seguí por el corredor y las escaleras hasta llegar al patio de la facultad. Diego se sentó y me pidió que me sentará, sacó su móvil para buscar algo por algunos minutos. Después, suspiró y decepcionado, me mostró la pantalla.
Una cámara de seguridad nos había grabado a mí y a Xiao en su habitación, Xiao se estaba desnudando y yo estaba al borde de la cama observándola. Era innegable y aunque pude haberme excusado con mi huida, no lo hice pero tampoco lo desee.
Observe el vídeo sin hablar.
— ¿Qué me dices de esto? — me preguntó y guardo su móvil.
No respondí, mi silencio me delató. Diego asintió, cruzando los brazos; tal vez buscaba como continuar con la conversación. Era evidente que quería llegar alguna parte y creía saber a cuál.
— Cuando Alemán fue a mi casa y me contó lo que sucedió, supe de inmediato que no exageraba. Un día después de la fiesta, al revisar las cámaras de seguridad encontré esto y me decepcione ¡Yo quería un vídeo gracioso! Hablé con Xiao y creo que tú también deberías hacerlo.
— ¿Alemán vio este vídeo? — pregunté.
Diego negó.
— No se lo mostré. Le rompería el corazón... más — suspiró y se restregó la cara. — Alba... sí estás tan enamorada de Xiao, termina con Alemán, no desperdicies sus sentimientos.
Trague saliva, de nuevo tuve ganas de llorar; decidí no hacerlo porque estaba harta de sentirme mal. No había actuado de la mejor manera y estaba dispuesta a resolverlo ¿Qué eso no es lo que hacen las personas que quieren redimirse?
Asentí sin más. Diego me sonrió.
— Recuerda que soy tú amigo... no estás sola — me abrazó con fuerza y después se puso de pie — ¿quieres volver a clase? — negué y Diego no insistió.
Decidí que debía buscar a Alemán. Me recluí en la biblioteca después de que Diego volviera a clases. Espere dos horas para llamar a Ale. Respondió en el tercer timbrazo.
— ¿Qué sucede? — la voz al otro lado, era tajante y estaba lastimada.
Suspiré.
— Ale... debemos hablar.
— Alba... escucha — lo escuche bufar. —. Yo no quiero que termine.
— Ale, ya terminó.
— Entonces ¿Para qué quieres verme?
— Porque quiero hacerlo.
Creí que me había colgado al cabo de unos segundos. Tal vez pasó un minuto. Miré la pantalla del teléfono temerosa, Alemán volvió a hablar.
— ¿En dónde estás?
(****)
La espera fue eterna, comencé a exasperarme, después de todo, la biblioteca no estaba tan lejos del salón de Ale. Quise llamarlo una vez más, pero sabía que no respondería. Pensé que tal vez sería una táctica para torturarme o en su defecto, hacerme reflexionar. Revisé mi teléfono, un mensaje de Xiao ilumino mi pantalla y con ella, mi día. Sonreí inconscientemente, lo abrí esperando un saludo y aunque solamente encontré una fotografía de su camiseta sucia, fue suficiente para hacerme feliz.
No sentí su presencia cuando llegó, estaba escribiendo una respuesta para Xiao cuando escuché la mochila de Ale caer en el sofá. Guardé mi teléfono rápido en un intento desesperado por salvarme. Sin embargo, Alemán se dio cuenta, al decir verdad, cualquiera que supiera lo que sucedía en ese momento pudo haberse dado cuenta con tan sólo verme.
Ale se sentó a mi lado y me miró, en sus ojos había anhelo y tristeza. Formó una mueca y después cruzó sus manos, sobre las rodillas.
— ¿Y bien? — me preguntó, buscando iniciar la conversación.
Le sonreí, no me devolvió el gesto. En su lugar bajó la mirada.
— Ale... debemos terminar — declaré, me mordí el labio.
— Dijiste que ya había terminado — respondió apacible.
Tragó saliva, desvió la mirada y negó decepcionado.
— Lo siento... — musité temerosa, estaba harta de sentirlo, pero le debía una disculpa.
Ale esbozo una sonrisa sarcástica y asintió indiferente, como si no me prestara atención.
— Alba, está bien, supongo que jamás me quisiste — respondió.
Su rostro se desfiguró, lo que me indicó que mi expresión me delató. Me mordí el labio de nuevo y comencé a jugar con mis dedos, nerviosa. Me sudaban las manos, presentía que debía contarle todo, desde el principio, aunque eso supusiera perderlo como amigo.
— Siempre quise a Xiao, incluso mucho antes de comenzar a hablar con ustedes...
— ¡Entonces por qué comenzaste a salir conmigo! — exclamó, un par de alumnos se giraron para vernos.
Me disculpe con un gesto, Alemán tomó su mochila y se puso de pie dispuesto a salir. Decidí seguirlo, contarle toda la verdad era lo único que podía hacer. Lo seguí hasta el patio, Alemán caminaba rápido, me costaba seguirle el paso. De nuevo quería llorar, pero me aguante porque ya no quería hacer el ridículo.
Ale se giró precipitadamente y negó.
— Alba...
— Pensé que si comenzaba a salir contigo... tal vez podría olvidarme de Xiao — dije, finalmente.
Alemán me contemplo asombrado, decepcionado. La ira inundo sus ojos en forma de lágrimas. Negó de nuevo.
— Yo... ¿Fui un juguete? — la cuestión no necesitaba respuesta, en ese punto, Ale creería lo que quisiera creer. — Alba, de verdad que debemos terminar.
Asentí, Ale me miró como si estuviese esperando que cambiara de opinión. No iba a suceder jamás. Se relamió los labios y se alejó de mí tan deprisa que no me dio oportunidad de seguirlo. En ese momento supe que no sólo perdí a Ale, Naomi indudablemente se pondría de su lado y Diego probablemente lo haría también.
Saqué mi móvil y le escribí a Xiao: Tengo algo que decirte, ven a mi casa cuando regreses de la escuela. Presione enviar, mi corazón vibraba una vez más. Sentí un peso menos sobre mi espalda ¿A caso podía seguir adelante? Mi pantalla volvió a iluminarse una vez más, esta vez con un mensaje de Mía.
No, aún no podía continuar, Mía tenía algo que decirme, probablemente también la perdería a ella.
ESTÁS LEYENDO
¿Él es una chica? |LGBT+|
Novela JuvenilDesde ese día, pasaba cada mañana intentando encontrármelo de nuevo, ya no salía de casa sin arreglarme y cuando lo veía no me atrevía a hablarle. Xiao chen se volvió de repente mi amor platónico y un dulce secreto que no me duro demasiado. ¿A que...