I I D A O C H A

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Quirkless! AU

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Aa kono mama bokutachi no koe ga
Sekai no hajikomare kieru koto na ku
Todoitara shitara ii no ni na

Soshitara ne futari de
Donna kotto ba o hanato
Kieru koto nai yakusoku
Wo futari de se no de
Iou

Ah, sería bueno si nuestras voces
llegaran hasta el borde del mundo
sin que se desvanezcan.

Y si todo fuera así como digo,
¿qué palabras deberíamos decir?
Hagamos una promesa eterna
a la cuenta de tres.

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Cerca de presenciar el atardecer, se empezaba a hacer de noche en el pueblo.
El viento acariciaba sus cabellos, dándole calma al ambiente a pesar de la incomodidad que en realidad suponía ese encuentro. 
No fue un buen día, y tampoco sería una buena noche, claro que no.

Uraraka miraba a Iida, tranquila, seria, con los ojos bien abiertos y brillantes como nunca antes.
Y no exactamente de felicidad.

—¿Volverás? —preguntó.

Tenya calló, no tenía el corazón de abrir la boca y hablar.
Bastante era poder mirar en ese momento los ojos de su amiga.

—Respóndeme al menos. —insistió ella.

—Si te digo que no, te haré daño, y no quiero eso. — Fue lo único que pudo responder, abriéndose a Ochako y diciendo lo que pensaba. Para él también era difícil aquella situación.

—Si dices que sí y acaba siendo mentira lo harás aún más.

—¿Qué puedo decir que no te haga llorar a este punto? 

—Nada. —respondió a la pregunta del contrario y dio un paso adelante. —Sé que estarás muy ocupado con tus estudios, tanto que a lo mejor hasta te olvidas de mí, pero por favor, mándame un mensaje cuando puedas. — Frotó sus brazos, quitándose el frío que la brisa le daba.

Iida frunció su ceño sintiendo impotencia.
No tenía planeada una despedida así.
No con ella.

—Debo irme a casa. —dijo cortante, mirando fijamente a Uraraka.

Ochako se acercó a Tenya, dispuesta a
darle un abrazo como despedida.
Pero fue rechazada.

Él pasó por su lado para dirigirse a su casa a pasos lentos, y ella le dio una última
mirada por la espalda antes de darse la vuelta e irse también.

Tuvo el breve pensamiento de darse la vuelta corriendo y abrazarla, decirle que iba a volver.
Sin embargo, no lo hizo.
Sus emociones lo agobiaban, y la incertidumbre de lo que pasaría una vez se fuera le carcomía por dentro.

—Ojalá vengas algún día. —murmuró ella.

"Quiero volver a verte" pensó él.

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⏰ Última actualización: May 30, 2020 ⏰

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