La locura.

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James se acercó desafiante hasta Axel.
Sin dejar de hacer contacto visual con el pelirrojo.

Miranda y Sofía salieron al pasillo, siento la reina quien empujaba la silla de ruedas de su hija.

~¿A dónde vas? Preguntó Axel.

~Me iré con mi madre y mi hermano, ¡ya no puedo seguir aquí!

Axel la tomó por el brazo y se agachó hasta quedar a su altura.

~¡No debes irte! El niño que llevas en tus entrañas es un miembro de la familia real de Albuquerque.

~¡Deja que se vaya! Si eso la hará feliz, no puedo seguir truncando su felicidad. Gritó Hugo al final del pasillo.

Los ojos de Sofía se llenaron de lágrimas, sin embargo siguió adelante. Tal vez en el futuro volvería y podría ser feliz como siempre lo soñó.

Sofía partió hasta Encantia y ocupó su antigua habitación en el castillo, todo se mantenía igual que la última vez.

~¿Y papá? Susurró con tristeza.

~Él... Es mejor que no lo veas, se encuentra con Amber, supo que ella tuvo un ataque de nervios.

~¿Por qué no estás con ella, James?

~Porque quería estar a tu lado... Prometí que siempre te protegería.

~¿Mi padre no quiere verme, verdad?

Los puños de James se tensaron y desvío la mirada.

~Aunque así fuera, ¡estás con nosotros! No necesitas a nadie más.

~Papá nunca me había rechazado... Fue así desde el día de mi boda y eso me trajo mala fortuna.

Unas horas más tarde, el rey ya se encontraba en el castillo.
Sofía se topó con él en el pasillo y notó que sus ojos parecían arder de rencor.

~Hola papá... Susurró esperando su respuesta. Sin embargo el rey siguió de largo sin devolverle la mirada.

James inmediatamente llegó a su encuentro y la abrazó para hacer que se calmara.

~James ¿Por qué no me llevas al lago? Sonrió con pureza.

El joven asintió y la llevó hasta la orilla de aquellas aguas cristalinas.

~¿Te sientes mejor ahora?

~Si, ¿Podrías dejarme sola? Hay muchas cosas que me gustaría pensar.

James asintió, aunque no sé encontraba conforme.
Entró al castillo y se encontró con la noticia de que el príncipe Hugo había llegado a buscar a su hermana.

~Crei que dejarías a Sofía libre.

~Tengo un mal presentimiento. Mencionó Hugo llevándose las manos al mentón.

~Ella se encuentra frente al lago, no puedo negarte que la veas, al final eres su esposo.

Hugo se apresuró. Cuando se encontraba frente al lago, notó la silla de ruedas vacía frente a la orilla.

~¡Sofía! ¿Dónde estas? Gritó con desesperación.

En el fondo del lago se encontraba el cuerpo de Sofía. La joven se había sumergido para olvidar todos sus males.

Hugo saltó al agua para sacar su cuerpo, que aún tenía una pizca de vida.

El agua fue expulsada por su boca y él agradeció haber llegado a tiempo para salvarla.

Poco a poco sus ojos se abrieron y enseguida su mirada se posó en la suya.

~¿Por qué me salvaste? Creí que querías que yo muriera para rehacer tu vida. ¡Realmente no quiero seguir sufriendo! Sollozó en silencio.

~Olvida el pasado, tendremos una nueva vida, te lo prometo. Si tú no existes, yo no puedo seguir viviendo.

Hugo la cargó y dirigió sus pasos hacia el castillo. Inmediatamente la reina Miranda corrió a besar las mejillas de su hija, mientras el rey Roland parecía no inmutarse.

~¿Puedo hablar con usted? Preguntó Hugo con firmeza.

El rey le hizo una seña para que entrarán juntos al despacho.

~Mañana temprano me llevaré a Sofía a Albuquerque, espero que no tenga objeciones.

~Ninguna, ya que mi hija mayor y heredera al trono vuelve mañana a Encantia. No quisiera que se crearán problemas por culpa de Sofía, ya que Amber se encuentra muy afectada.

~No más que Sofía, ella intentó quitarse la vida por su indiferencia, por las maldades de Amber y por su invalidez.

~Amber jamás le haría daño a Sofía. Gritó golpeando su escritorio.

~Sé que no me creerá, pero la otra noche amenazó con quitarle la vida a Sofía. Póngala a prueba y notará quien es la verdadera villana.

~Si mientes, jamás podrás volver a Encantia.

~Lo acepto.

A la mañana siguiente Amber llegó al castillo.

Hugo se encontró con ella en el pasillo y la princesa mostró un aire de odio en su rostro, que inmediatamente fue cubierto por una sonrisa fingida.

~Papi, escuché que Sofía está aquí. Quisiera verla.

Hugo y el rey Roland intercambiaron miradas y se apresuraron a escuchar la conversación de ambas chicas.

Amber entró a la habitación y se aseguro de que nadie la hubiera seguido. Una vez se encontró segura, comenzó a hablar.

~¡Vaya Sofía! Mírate, me alegra que ahora estés pagando todo lo que me hiciste. ¡Jamás debiste casarte con Hugo! Aunque eso ya no importa, él te dejo por mi y te ató a esa silla de ruedas.

~Hugo volvió a mi lado... Comenzaremos de nuevo.

~¡Eso no pasará mientras yo viva! Te haré la vida tan miserable que morir será tu única salvación. Comentó sacando una pequeña navaja de entre sus ropas.

~¿Por qué tienes una navaja? Gritó Sofía intentando guardar la cordura.

~Quiero deshacerme de ti ¡Para siempre! Ya no me importa lo que pase conmigo, con tal de saber que tus días se han acabado. Contestó acercándose a ella.

El arma acarició su cuello y Sofía tragó saliva con temor.

~Amber ¡Hablemos! ¿Por qué hay tanto odio en tu corazón?

~¡Me esforcé tanto para casarme con Hugo!, Cuando fingiste un secuestro, yo sabía tu plan, me envenene para culparte, para que Hugo no fuera a tu lado, aún así lo hizo ¡Yo no le importe! Por eso ahora me deshare de ti, tal vez de esa forma, él te olvide. Así que te daré una última oportunidad, ruega por tu vida, ¡di que no volverás con Hugo! Solo de esa forma te dejaré vivir.

En ese momento el rey Roland entró en la habitación para tomar la mano de su hija.

~Me negaba a creerlo, pero ahora estoy tan decepcionado de ti. Gritó dándole una cachetada.

La joven lo miró desde el suelo y comenzó a sollozar.

~Papi, no le iba a hacer daño ¡Nunca lo haría!

~Vuelve a casa de tu tía Tilly, a partir de mañana, James tomara tu lugar como futuro rey de Encantia.

~¡Esto no se termina aquí, Sofía! Te arrepentirás por arruinarme la vida. Gritó antes de ser sacada por su padre.

Hugo inmediatamente corrió hasta Sofía para tomarla entre sus brazos.

~¿Te encuentras bien?

~Mejor ahora que estoy a tu lado. Sonrió uniendo sus labios con los de su amado.

La maldad de la juventud. La otra cara de la moneda.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora