Esperanza

14 1 0
                                    

"La esperanza es el peor de los males, pues prolonga el tormento del hombre". Creo que olvidé una de las reglas fundamentales de mi vida, me aferré a la tenue esperanza que me dio Laura, estaba tan asustado como si me tratara de un ave recién capturada, así que Laura fue mi única isla en ese mar de confusión en el que estaba inmerso.

Después de hablar con mi otro yo (así lo nombré después de ese macabro suceso) dormí por fin en paz, aunque realmente según mí historial clínico fue que convulsioné nuevamente y tuvieron que llevarme a un coma inducido.

Cuando desperté estaba en una cama con jeringas y mangueras a mi alrededor, me sentía totalmente desorientado cuando por fin entró una enfermera y tomó mis signos vitales, le pude preguntar (a duras penas):
-¿Cuánto llevó aquí?-
- Estás internado hace dos meses -
- ¿Quién me trajo a este lugar?-
- Los médicos del centro de reposo -

Me quedé en silencio pensando en lo que había pasado, finalmente antes de salir la enfermera dijo:
- Le avisaré a tu novia que estas despierto, aunque sólo se podrán ver cuando te lleven a una habitación -

Quedé estupefacto, ¿Quién era mi novia?, ¿De qué hablaba esa enfermera?, por más que le daba vueltas a mis recuerdos no encontraba ningún acercamiento con alguna chica, o al menos no de una manera agradable.

-En fin- pensé. - al menos hay alguien que se preocupa por mi-. Me recosté de nuevo en la camilla a pensar quien era mi "novia".
Por un momento fui feliz ignorando mis problemas y por fin vivía un momento de adolescencia normal.

Me llevaron finalmente a una habitación, estaba algo nervioso por conocer a mí enamorada. Por fin entraron y pude ver a mi "novia". Quedé paralizado y sin palabras al ver quien era.
- Hola amor, que bueno que despertaste - se acercó y me dio un beso en la mejilla (muy cerca a la boca). Y me susurró:
- Sigueme la corriente -.
- Ho... Hola mi amor -. Dije totalmente sonrojado.
Debo agregar que Laura era escasamente cinco años mayor que yo y realmente no aparentaba la edad que tenía, así que parecíamos ser de la misma edad. La enfermera se disculpó y se retiró de la habitación.
- Disculpa por mentir pero fue la única manera que me permitieran quedarme- Dijo Laura sonrojada también.
- No te preocupes, pero ¿Qué haces aquí?, ¿por que te preocupas tanto por mi?-

Laura se quedó en silencio, con la mirada perdida. Luego de unos minutos por fin dijo:

- Verás, para que entiendas mis razones debes saber algunas cosas acerca de mi-
Su expresión era tan solemne que no me atreví a interrumpirla. Continuó:

- Verás siempre fui una mujer muy escéptica, nunca creí en lo sobrenatural o cosas relacionadas con la espiritualidad, fui muy inteligente en la escuela y por esa razón es que soy profesional a esta edad, sin embargo, a mis trece años descubrí que hay cosas que no puedes explicar con la logica, Paul la maldad existe y está entre nosotros, ¿Sabes? hace un tiempo, para ser exacta cuando nos conocimos creí haberte visto antes, ¿No te sucedió lo mismo?, en fin me desvíe del tema, a mis trece años conocí a la muerte, la ví directo a los ojos, para ser más precisa reflejada en los ojos de mi madre.-
Mientras hablaba la miraba fijamente y por alguna razón cuando dijo haberme conocido también tuve esa ligera sensación de ver a un viejo conocido, como una nostalgia que no podía describir. Al final decidí preguntarle:
- ¿A qué te refieres que viste a la muerte reflejada en los ojos de tu madre?-
- Así es mi madre quería llevarme con ella.-
- ¿Se iba a ir algún lugar?-
- Si y me quería llevar con ella-
Sabía a que se refería pero quise adentrarme más envía historia.
-¿Entonces?...-
- Mi madre tomó un cuchillo y comenzó a cortar las venas de sus muñecas, me miró y acercó el cuchillo a mi garganta.-
Laura estaba a punto de llorar. Su voz se hizo tan leve que apenas lograba escucharla.
-Laura, si no quieres seguir lo entiendo - Dije amablemente.
Laura me miró y secándose el rostro con su chaqueta hizo un gesto de negación con la cabeza. Continuó:
- Cuando le rogué que se detuviera ya era tarde, sus heridas eran tan profundas que se desplomó mientras seguía desangrandose no sin antes sonreirme de la misma manera en la que tu lo hiciste ese día en el centro de reposo-.
Después de eso quedamos en absoluto silencio mirándonos fijamente, lo único que se me ocurrió fue abrazarla muy fuerte, Laura finalmente comenzaría a llorar como si se tratara de una niña pequeña.
- ¿Entiendes Paul?, no quiero que te pase lo mismo que mi madre, eres mi primer paciente y no quiero perderte.-

Aún recuerdo sus palabras, en medio de mi locura recuerdo la esperanza, ese rayo de luz que Laura fue en mi vida...
- Jajaja ¿así que la recuerdas?, si la chica y su madre es irónico que hayas confiado en ella, debes estar odiandola, ¿No?, Dime, vamos dime dime dime, este infierno no es divertido si no me contestas, dímelo dímelo pronto-.
La voz en mi cabeza volvió, necesito tomar mis medicamentos, tal vez esa mariposa no sea real... pero debo, si si debo llegar a mis antisicoticos para callarlo...
Tengo que dormir un poco, el recordar a Laura me ha dejado exhausto... Dormiré pensando en ese Ángel que intentó sacarme de este infierno.
-Buenas noches mi amor-

ParanoiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora