Centro de Atención | JILY.

Prefiero las ranas de chocolate.

Había pasado ya una semana donde todos pudieron acostumbrarse a los cambios que significaba el aprender todo acerca de la magia así como la convivencia en los dormitorios y pasillos del castillo; Lily comenzaba a adorar muchas cosas sobre ser bruja, la primera sin duda eran las materias de Historia de la magia y Pociones, después el pastel de chocolate del gran comedor y por último, pero no por eso menos importante, las chicas con las que compartía habitación -y para ser honestos, esto era lo que más adoraba-

A pesar de que Lily no era muy buena haciendo amigas, era increíble lo rápido que logró entablar conversación con todas, era como si se conocieran de toda la vida, claro, les tomó un poco más de dos días, pero para el domingo todas se estaban poniendo de acuerdo para ir a pasear por el lago y sentarse a platicar, es como si entre las cinco se hubiesen complementado perfectamente.

-¡Buenos días, rayos de sol! -gritó una voz exaltada mientras se sentaba al lado de la pelirroja Evans; Marlene McKinnon era el golpe de energía de la habitación, y de todos lados en realidad, con el cabello rubio siempre poco arreglado seguía siendo una imagen despampanante -. ¿Por qué no me despertaron para desayunar? -preguntó mientras se estiraba sobre la mesa para tomar un panecillo de nuez.

-Lo intentamos, pero parecía que estabas en coma. -respondió Alice sin dejar de leer una carta que le había llegado de sus padres.

-Oye, cuidado con tus palabras. -respondió la rubia mientras le daba una mordida a su comida y cruzaba las piernas para sentarse de manera un poco más cómoda-. Es cierto que me muero cuando duermo, pero al menos no hablo dormida. -tiró como indirecta mientras una sonrisa burlona escapaba de sus labios.

Justo enfrente de la rubia se encontraba sentada una castaña de cabello corto que sentía el color de las mejillas al rojo vivo en cuanto sus amigas comenzaron a reír; Mary MacDonald sabía que hablaban de ella. -¿No van a superarlo nunca verdad? -no sonaba molesta, la verdad era que también quería reírse-. ¡Sólo hablé una vez! Y lo que dije ni siquiera tuvo sentido.

-No quiero apresurarlas, pero -cortó Dorcas, acabando con las risas que rápidamente se convirtieron en gestos de desaprobación-, ¡yo sé, yo sé! Pero debemos ir a pociones. -incluso la pelinegra se encontraba enojada con la idea.

-Ojalá pudiera ser Lily solo en esa clase. -refunfuñó Alice mientras se ponía de pie junto con sus demás amigas que mencionaron un "sí" cansado al unísono.

-¡No digan eso! Saben que nos apoyaremos en la materia y todo saldrá bien, ¿de acuerdo? -aunque Lily no las logró convencer del todo, al menos logró sacarles una sonrisa.

Durante el camino al aula de pociones todas hablaron acerca del extraño sueño que había tenido McKinnon y cómo deseaban aprender algo de adivinación para saber descifrar el verdadero significado de los sueños de cada una, sin embargo, ese momento no duró mucho, ya que, en menos de lo que pensaban, se encontraban fuera del aula de pociones. Todas soltaron un suspiro, menos Lily, y pasaron de una vez por todas, Pociones era la única clase que no compartían con ninguna otra casa.

El profesor Slughorn comenzó dando las indicaciones pertinentes de la clase, todo habría marchado de maravilla hasta que mencionó el tema de la clase de ese día: Bezoars y sus efectos, y la dinámica de trabajo: -Trabajarán en parejas, pero, ya que estamos comenzando oficialmente la materia, me permitiré el acomodarlos por mi cuenta de manera en que todos podamos conocernos. -Lily no tenía demasiado problema con eso, McKinnon ni siquiera prestó atención, pero Alice, Mary y Dorcas no se veían tan cómodas con la idea.

Slughorn procedió con unos cuantos nombres, Mary trabajaría con un chico llamado Ryder Stone, Alice con Max White y Dorcas con Michelle Bristol.

-McKinnon, Marlene ¿está aquí? -preguntó el profesor, Lily tuvo que darle un codazo, ya que la rubia se encontraba tarareando una canción mientras anotaba algo en su pergamino-. ¿McKinnon? -volvió a preguntar.