¿Te gustan las varitas de regaliz?

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1 de septiembre de 1971

-LILY-

Cada vez que Lily Evans cerraba los ojos para parpadear, esperaba ese pequeño sobresalto que se siente cuando vas a despertar de un sueño, pero cuando los abría, nada se iba: no era un sueño. Lily podía hacer magia, Lily era una bruja y era verdad. No es que no creyera en lo que había dentro de ella, si no que creía que la idea era tan maravillosa, que de alguna manera sólo debía existir en la ficción.

En ese momento, el gran comedor parecía sacado de algún cuento, con todo ese ruido de vitoreos, las velas flotando por todo el gran salón, las mesas llenas de deliciosos platillos que Lily solo podía ver en sus mejores sueños, tantas sonrisas alrededor, los nervios y la incertidumbre que podían sentirse en el aire causaban un escalofrío en Lily, sobretodo porque solo conocía a una persona: Severus Snape.

-Aún seremos amigos, Sev, además -añadió Lily con una sonrisa, tratando de animar a su amigo-, no está escrito en algún lado que una Gryffindor y un Slytherin no puedan ser amigos.

A pesar de que sabía que a ambos les costaría esa separación, Lily estaba completamente segura de que era tan solo cuestión de tiempo para que ambos pudieran acostumbrarse al cambio que estaban por hacer.

-No lo entiendo, debiste quedar en Ravenclaw. -dijo Severus, aún un poco perplejo, Lily soltó una risa y le dio un pequeño codazo.

-Pues lástima que no apostamos nada, tendrás que esforzarte el doble en Adivinación. -se burló la pelirroja sin miedo a que su amigo se enfadara, llevaba mucho tiempo de conocer a Sev y sabía que podía bromear de vez en cuando con él de esa manera, Severus le dirigió una sonrisa.

-¡GRYFFINDOR! -gritó el sombrero seleccionador en el fondo, un león más. Lily aplaudió y lanzó algunos vitoreos, a pesar de que se sentía extraña al ver que Snape no hacía lo mismo.

-¡Lo sabía! -gritó alguien que se encontraba cerca de ella y a pesar de que se sobresaltó un poco, Evans lo dejó pasar. Poco a poco los vitoreos se fueron apagando para que la profesora McGonagall continuara llamando personas al sorteo de casas, justo cuando la profesora iba a comenzar con el siguiente nombre, el chico volvió a gritar-, ¡lo sabía!

-¡Shhh! -susurró la pelirroja con fuerza e incluso guardaron silencio varias personas que hablaban de manera discreta alrededor de ella, Severus la miró de reojo, pues no era una actitud que fuese común en ella o al menos nunca había sido así con él, debía ser alguna clase de super poder de bibliotecaria que había desarrollado.

Para sorpresa de la pelirroja, la profesora llamó justo al mismo chico que ella había callado hace unos momentos atrás y pasados unos minutos el resultado arrojó que era un sorteado más para Gryffindor, vitoreó con su casa e incluso siguió la ovación que el mismo azabache comenzó, después de todo serían compañeros de casa y no quería empezar con el pie izquierdo con sus nuevos compañeros; estos serían los últimos momentos largos que pasaría con Snape, posterior a la celebración del sorteo de casas, sería probable que él hiciera sus amigos así como ella haría los suyos.

La ceremonia terminó, la profesora McGonagall llamó a los prefectos de cada casa para llevar a los miembros de las mismas a sus respectivas salas comunes, Lily suspiró y para cuando giró hacia su amigo él ya la estaba mirando, ambos se sonrieron.

-No cambies, Lily, no dejes que apaguen tu magia. -le dijo Severus antes de que ella pudiese decir algo más.

-Sev, por favor, solo iremos a casas diferentes, no a la guerra. -le sonrío Lily-, nos podremos ver durante los descansos de clases y por las tardes podemos hacer tareas en la biblioteca, ¿qué te parece?

Centro de Atención | JILY.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora